Modelando la elección de septiembre y octubre: el ganador pierde
En estos días, es fácil percibir el sesgo que tienen quienes apoyan a Javier Milei en comparación con aquellos que ven en Axel Kicillof y Cristina Kirchner a sus candidatos. La intensa campaña que comenzó con brío en la provincia de Buenos Aires parece haber perdido fuerza después de algunos reveses significativos. La reciente pérdida en el Congreso por el tema de discapacidades y la confirmación del veto al aumento de jubilaciones, justo cuando se suman las acusaciones de coimas que involucran a la hermana del Presidente, han dejado un sabor amargo.
El triunfo aparentemente asegurado que se percibía al inicio, comenzó a desinflarse. Este miércoles, Javier se va a Estados Unidos nuevamente, y lo hace dejando el país en manos de su adversaria Victoria Villarruel, mientras busca mejorar su imagen a través de encuentros con personajes como Mike Milken. Por si fuera poco, el esperado reunión con Donald Trump no se dio, lo que añade más estrés a su travesía.
En el gobierno, se han empezado a preparar para lo inevitable, sugiriendo que esperan perder por entre cinco y ocho puntos, pero su estrategia es tan simple como astuta: si la diferencia es menor de lo que anticipan, podrán alegar un fraude y salir airosos. A la par, sus medios aliados hablan de una victoria de 20 puntos para los K, aunque voces más moderadas sugieren que solo hablan de una victoria de 7 puntos, si es que la mitad del electorado se anima a votar.
La apuesta del mercado
Un clásico preelectoral es escuchar a los que juegan en la bolsa hablar de un rally electoral, ya sea por la victoria del oficialismo o su eventual derrota. Durante el año, el índice S&P Merval ha caído un 28% en dólares y un 22% en pesos. La tasa de riesgo sigue en ascenso y el dólar ha bajado casi un 10% en términos reales. Con estos números, es obvio que un “rally” electoral está lejos de ser una realidad convincente.
Aún así, los inversores tratan de presentar la idea de un “trade electoral” para después de las elecciones, esperando un cambio de tendencia. Los mismos analistas oficiales prometen un rebote si la diferencia entre los candidatos sigue siendo ajustada, soñando con un Merval disparado si Milei gana.
El “establishment del mercado”, siempre alineado con el oficialismo, ya filtra que si la diferencia es menor a 5%, la próxima semana podría haber buenas noticias. Sin embargo, si la situación se agrava, nadie puede asegurar lo que pasará después de la elección. Sin dudas, la incertidumbre reina.
Jugando el juego al que juega el Presidente
Con este clima político, es difícil fiarse de encuestas y análisis. Javier Milei ha optado por mostrarse como un “profesor excéntrico”, presentando gráficas y fórmulas que, a menudo, parecen el resultado de una mente confusa. Mientras tanto, su gobierno ha estado centrado en el objetivo de hacer que la reducción de la inflación sea su carta de triunfo para las elecciones.
Sin embargo, el escenario electoral no es tan predecible. En su última presentación, prolongó el plazo para controlar la inflación a 30 meses, alejando la meta de un IPC de 1% para octubre. Además, en un intento de blindarse, el gobierno planea ajustar las actualizaciones del IPC para que no haya ruido en el camino hacia las elecciones.
Provincia de Buenos Aires
En junio, reflexionábamos sobre qué significa realmente “ganar” en octubre. ¿Es solo conseguir más legisladores o ganar influencia real en el Congreso? Una victoria se mide por la adopción de ideas libertarias, pero, si no logran arrasar, el kirchnerismo podría seguir siendo un desafío.
La participación de los votantes es una incógnita crucial. Las proyecciones indican que en las últimas elecciones legislativas, solo cerca del 63% del electorado podría asistir a las urnas este domingo. Sin embargo, muchos analistas aseguran que el oficialismo, al verse debilitado por sus escándalos, necesita motivar a sus votantes. El cambio en la tendencia es claro y el gobierno parece tener cada vez más dificultades para atraer a su base.
El juego de modelar
La situación actual nos lleva a modelar posibles resultados para las elecciones. Tradicionalmente, las elecciones de medio término son complicadas para el oficialismo, incluso si logran salir primero. La percepción del electorado está influenciada por factores como la inflación, el riesgo país y la desocupación.
En el universo de las predicciones, no existe un consenso claro sobre quién liderará. La confianza en el gobierno parece ser uno de los principales factores que podrían determinar el apoyo popular. Las encuestas reflejan un panorama incierto, donde las proyecciones sugieren que el oficialismo podría garantizar entre el 37% y el 45% de los votos.
Aunque por el momento parece que el oficialismo logra prevalecer, está lejos de alcanzar los niveles de apoyo que tuvo hace dos años, lo que podría complicar su dinámica en el Congreso. Aquí, el tiempo y las decisiones de los votantes jugarán un papel crucial.