Mejora tu salud intestinal con estos hábitos recomendados

La salud intestinal es un tema clave para nuestro bienestar. Aunque hay un montón de suplementos y productos que prometen resultados mágicos, los especialistas en salud insisten en que lo más importante es mejorar nuestros hábitos y mantener la constancia.

El gastroenterólogo James Kinross, que trabaja en el Imperial College de Londres, explica que la verdadera clave para mantener un intestino saludable no está en los remedios rápidos, sino en adoptar hábitos de vida sostenibles que estén respaldados por la ciencia. “Imagínese su intestino como un ecosistema vivo que necesita cuidados”, contó con una sonrisa.

Kinross señala que el equilibrio del microbioma intestinal es fundamental para nuestra digestión y, en general, para nuestra salud. Su propuesta se basa en ocho prácticas sencillas que podemos integrar en nuestra vida diaria para cuidar y enriquecer este delicado ecosistema.

1. Consumir más fibra

Una de las recomendaciones más efectivas es aumentar la ingesta de fibra. Esta se encuentra en frutas, verduras, legumbres y cereales integrales. La meta es llegar a unos 30 gramos diarios.

Si no estás consumiendo suficiente fibra, podrías notar signos como estreñimiento, cansancio y falta de energía. “La fibra no solo regula el tránsito intestinal, también absorbe toxinas y alimenta nuestro microbioma”, explica Kinross. Solo añadir 7 gramos más de fibra al día podría reducir el riesgo de infartos y ayudar a nuestra concentración.

2. Limitar el alcohol

Otra medida importante es reducir el consumo de alcohol. Kinross menciona: “Dejar de tomar alcohol es de las mejores decisiones que podés hacer, no solo por tu intestino, sino por tu salud general”. El alcohol perjudica las bacterias beneficiosas del intestino y dificulta la absorción de nutrientes.

Si te gusta disfrutar de una bebida, opciones como cerveza fermentada o vino tinto, en moderación, son menos dañinas que los destilados y bebidas procesadas llenas de azúcar.

3. Contacto con la naturaleza

La jardinería es otra práctica que beneficia al microbioma. La tierra es un lugar lleno de diversidad microbiana y, al estar en contacto con plantas y tierra, esos microorganismos pueden llegar a nuestro intestino. Kinross señala que, tras la COVID-19, mucha gente se ha obsesionado con la limpieza, olvidando que la exposición moderada a bacterias beneficiosas puede reforzar nuestra salud intestinal.

4. Ejercicio regular

Kinross también hace hincapié en la importancia de hacer actividad física: entre 30 y 40 minutos, cuatro o cinco veces por semana. Estudios han demostrado que las personas que son activas tienen un microbioma más diverso. Además, el ejercicio es clave para cuidar el corazón y el cerebro.

La vida social también juega su rol. Kinross explica que las interacciones humanas tienen un impacto positivo en el microbioma. “Quienes tienen una red social amplia y compleja tienen un intestino más sano”, subraya. Desde compartir una comida hasta un abrazo, cada contacto ayuda en la transferencia de microbios beneficiosos.

Kinross también destaca la importancia de no abusar de los antibióticos. “Tomar antibióticos solo cuando sea completamente necesario es fundamental”, advierte. Su uso indiscriminado puede destruir comunidades microbianas esenciales y aumentar el riesgo de problemas como obesidad, diabetes tipo 2 y otros.

Si te han prescrito antibióticos, añade a tu dieta alimentos ricos en fibra, productos fermentados y suplementos probióticos durante unas ocho semanas para ayudar a restaurar tu microbioma.

5. Meditación y lactancia materna

La meditación también resulta beneficiosa, ya que puede incrementar la diversidad de nuestro microbioma al reducir las hormonas del estrés, que afectan negativamente nuestras bacterias intestinales. Solo dedicar entre 15 y 20 minutos diarios a esta práctica puede hacer una gran diferencia en nuestro bienestar.

Finalmente, la lactancia materna en los primeros meses de vida es crucial. La leche materna contiene bacterias vivas y nutrientes que fomentan el crecimiento de microorganismos beneficiosos en el intestino del bebé. En contraste, los bebés alimentados con fórmula suelen tener cepas bacterianas menos saludables.

Cuidar de nuestra salud intestinal puede requerir algunos cambios simples, pero efectivos, en nuestro día a dia.

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