Dormir con mascotas: riesgos ocultos que debes conocer

Compartir la cama con una mascota se ha vuelto algo habitual en los hogares argentinos. Para muchos, dormir junto a su perro o gato no solo es una manera de demostrar cariño, sino también una forma de sentirse más seguros durante la noche. Sin embargo, esta práctica trae consigo algunas dudas sobre la higiene, el descanso y el bienestar de ambos.

Veterinarios y expertos en comportamiento animal indican que no hay una respuesta única a esta cuestión. Hay ventajas emocionales y de convivencia, pero también ciertos riesgos que deberíamos tener en cuenta.

Por eso, decidir si permiten o no el colecho debe depender de diferentes factores, como la salud de ambos, la edad del animal, la presencia de alergias o problemas ortopédicos, y la educación que haya recibido. Vamos a explorar esto un poco más a fondo.

Los beneficios de compartir cama con tu mascota

Según Sandra Mitchell, veterinaria experta, dormir con un perro o un gato puede tener un impacto positivo en la relación entre el dueño y su mascota. Su mera presencia puede generar sensación de compañía, seguridad y tranquilidad, lo que contribuye al bienestar emocional.

Si sufres de ansiedad, estrés o insomnio, tener cerca a tu animal durante la noche puede ayudarte a tener un descanso más profundo y reparador. Además, compartir la cama permite pasar más tiempo de calidad junto a ellos, lo cual fortalece el vínculo afectivo y fomenta buenos hábitos de convivencia.

Despertarse juntos aumenta la sensación de apego y confianza mutua. A veces, esto puede servir para establecer una rutina diaria que ayude a mejorar el comportamiento de tu perro o gato, siempre que respetes los límites y el espacio de cada uno.

Los riesgos y precauciones sobre dormir con nuestra mascota

Aunque hay muchas ventajas, dormir con mascotas también presenta algunos riesgos que debemos considerar. Uno de los más comunes es la interrupción del sueño. Por ejemplo, los perros suelen estar en alerta durante la noche, lo que puede provocar movimientos o despertares frecuentes, afectando la calidad de tu descanso.

Las alergias son otro tema importante. Los pelos y la caspa que se acumulan en la cama pueden empeorar síntomas respiratorios o cutáneos en personas sensibles. Además, si tu mascota es de gran tamaño, puede dificultar que encuentres una posición cómoda y saludable para dormir, lo que podría derivar en problemas musculares o articulares.

También es esencial tener en cuenta la salud de tu mascota. Aunque no es común, pueden contraer pulgas, garrapatas y otros parásitos que podrían acabar en las sábanas. Por eso, mantener controles veterinarios regulares y un plan de vacunación actualizado es clave.

Otro aspecto a considerar es la edad y la educación del animal. Los cachorros que aún no están del todo entrenados pueden formar hábitos difíciles de corregir si inicialmente duermen en la cama. En estos casos, es fundamental establecer límites desde el principio.

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