Desarrollan un método para entender la interacción cerebral

Un nuevo método desarrollado por un equipo de la Universidad de Málaga está haciendo olas en el mundo de la neurociencia. Usando técnicas avanzadas de inteligencia artificial y estadísticas, este enfoque permite entender mejor cómo se coordinan las distintas áreas del cerebro. Lo interesante es que puede identificar conexiones neuronales incluso cuando las señales son distorsionadas o incompletas, lo que tiene aplicaciones en el estudio de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.

¿Cómo funciona el método?

Para validar esta técnica, los investigadores trabajaron con datos de electroencefalografías (EEG) realizadas en niños entre cuatro y ocho años. Esto les permitió observar cómo las señales del cerebro cambian según las capacidades lectoras de cada niño. La principal ventaja de este método es que no solo identifica si dos zonas cerebrales están conectadas, sino que también revela quién inicia la comunicación y quién la recibe. Es como tener un mapa que muestra no solo los caminos, sino también quién primero decide tomar la ruta.

Análisis más profundo

Los especialistas señalan que esta metodología también reduce la incertidumbre en la detección. Según ellos, esto significa que se puede diferenciar entre conexiones fiables y aquellas que podrían haber surgido por casualidad. Diego Castillo Barnes, uno de los investigadores, explica que su método analiza el impacto de las ondas cerebrales “cientos de veces”, a diferencia de los enfoques tradicionales que solo consideran una única medición.

Otras aplicaciones del método

Aunque el estudio se centró en el cerebro de los niños, los expertos creen que este método tiene un potencial muchísimo más amplio. Puede emplearse en el envejecimiento, el análisis del lenguaje o incluso en el desarrollo de tecnologías que conecten el cerebro con dispositivos digitales.

Cómo se coordina el cerebro

El cerebro se comunica a través de señales eléctricas que viajan en forma de ondas. Algunas son lentas y otras rápidas, cada tipo cumple una función específica. Se conectan como una orquesta, donde las diferentes ondas deben trabajar juntas para permitir que una persona preste atención, recupere recuerdos o entienda lo que escucha. Este proceso incluye lo que se llama el acoplamiento fase-amplitud, donde una onda lenta marca el ritmo y la rápida ajusta su intensidad según ese pulso.

El equipo ahora está explorando nuevas líneas de investigación, aplicando este modelo al estudio de la epilepsia para comprender mejor las dinámicas cerebrales y detectar posibles alteraciones. Nicolás Gallego, coautor del estudio, describe al cerebro como una orquesta compleja, donde cada grupo de neuronas tiene su papel pero también debe seguir el compás marcado por otros. Su modelo ayuda a desentrañar esas dinámicas, tanto en situaciones normales como patológicas.

Botão Voltar ao topo