Cómo Prevenir la Obesidad Infantil: Riesgos y Consejos Prácticos
La obesidad infantil es un problema creciente que no solo puede derivar en enfermedades como diabetes tipo 2, hipertensión y apnea del sueño, sino que también afecta la salud emocional de los niños. En Argentina, el 12,6% de los niños menores de cinco años y el 16,9% de los adolescentes entre cinco y diecinueve años sufren de obesidad, colocándonos entre los países con mayor índice de trastornos alimentarios en la región.
Según la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS 2) de 2019, un alarmante 41,1% de los niños y adolescentes de entre 5 y 17 años presentan sobrepeso u obesidad. Se estima que, si no se toman medidas adecuadas, esta cifra se duplicará para 2035, según proyecciones de la Federación Mundial de Obesidad.

Causas y Riesgos de la Obesidad Infantil
Las causas de la obesidad infantil están fuertemente ligadas a malos hábitos alimenticios. Los niños tienden a consumir alimentos ultraprocesados, que contienen altos niveles de azúcar, sal y grasas, mientras que el consumo de frutas y verduras es escaso. Además, la falta de actividad física y el sedentarismo contribuyen a este problema.
Las consecuencias no son solo físicas. Muchos niños con sobrepeso enfrentan problemas emocionales y sociales, siendo a menudo víctimas de bullying por su apariencia. Es fundamental abordar este tema desde una perspectiva integral.
Alimentación Saludable para Niños
La nutricionista Dolores Salaberri enfatiza que los pilares de una alimentación saludable para niños deben enfocarse en asegurar un crecimiento y desarrollo adecuado, fomentando hábitos duraderos. Aquí te presentamos algunas recomendaciones clave:
- Incluir todos los grupos alimenticios: Asegúrate de que los niños consuman frutas, verduras, lácteos, carnes y legumbres en proporciones adecuadas para un aporte óptimo de nutrientes.
- Promover hábitos saludables: Es esencial enseñar a los niños sobre la importancia de una alimentación balanceada, combinando educación y disponibilidad de alimentos adecuados.
- Ser un buen ejemplo: Los niños aprenden observando. Comer de manera saludable en familia puede influir positivamente en sus elecciones.
- Limitar la exposición a dispositivos: Apagar la televisión y otros dispositivos durante las comidas ayuda a regular las señales de hambre y saciedad.
- Mantener horarios regulares: Tener comidas a horarios establecidos facilita un mejor control del apetito.
Desayuno: El Comienzo del Día
Comenzar el día con un buen desayuno es crucial para el crecimiento y rendimiento escolar. Un desayuno ideal debe incluir:
- Carbohidratos complejos: Pan integral, avena o cereales sin azúcar.
- Proteínas: Lácteos o frutos secos.
- Grasas saludables: Aguacate, frutos secos o semillas.
- Frutas y verduras: Aportan fibra, vitaminas y minerales esenciales.
Alternativas a los Ultraprocesados
Reemplazar los alimentos ultraprocesados es vital. Algunas opciones saludables incluyen:
- Frutas frescas de temporada acompañadas de yogur natural.
- Dips de zanahoria, pepino o apio con hummus o queso untable.
- Pochoclo hecho en casa con maíz y aceite vegetal.
- Frutas deshidratadas.
- Yogur natural con avena o frutos secos.
- Galletas de avena o harina integral.
- Semillas de girasol o de zapallo tostadas.
Fomentar el consumo de frutas en los niños puede ser un desafío, pero con estrategias adecuadas, se puede lograr. Si los niños ven a los adultos disfrutando de una dieta variada y saludable, es más probable que ellos también se animen a hacerlo.
La prevención de la obesidad infantil es una responsabilidad compartida entre padres, educadores y la sociedad. Es crucial actuar ahora para asegurar un futuro más saludable para nuestros niños.