Cómo conservar las frutillas en la heladera sin que se dañen

La temporada de frutillas en Argentina va de septiembre a diciembre, justo cuando el calor empieza a apretar un poco. Esta fruta no solo es deliciosa, como también una excelente fuente de vitaminas, ideal para hacer de todo, desde un licuado refrescante hasta un postre irresistible. Pero, para disfrutar de su sabor y aprovechar todos sus nutrientes, es fundamental saber cómo conservarlas y lavarlas adecuadamente.

Las recomendaciones para lavar las frutillas

Primero, al momento de elegir las frutillas, hay algunas cosas a tener en cuenta. La firmeza es clave: deben estar bien firmes, pero no duras, y nada de golpes o manchas blandas. El color ideal es un rojo intenso y uniforme, sin rastros de verde o blanco. Y no te olvides del aroma: ¡debe ser dulce y agradable! Ah, y sobre las hojas, procura que sean frescas y verdes.

¿Cómo lavar las frutillas?

Una vez que tienes las frutillas adecuadas, aquí te dejo unos pasos sencillos para lavarlas:

  1. Primer paso: Enjuaga las frutillas bajo el agua corriente, frotándolas suavemente para quitar la tierra. ¡Ten cuidado de no aplastarlas!

  2. Segundo paso: Llena el fregadero con agua potable a temperatura ambiente y añade 2 gotas de lavandina apta para alimentos por cada litro. Es buena idea usar un gotero para no pasarte.

  3. Tercer paso: Sumerge las frutillas en esta mezcla y déjalas reposar por 10 minutos. Luego, con las manos bien limpias, retíralas y colócalas sobre papel absorbente o un repasador limpio para que se sequen.

Cómo conservar las frutillas

Conservar las frutillas a veces puede ser un desafío. Pero hay un truco sencillo y eficaz para mantenerlas frescas en la heladera y evitar que se echen a perder. Este método ayuda a eliminar bacterias y moho, prolongando su vida útil.

Después de lavarlas y secarlas, pon las frutillas en un recipiente con papel absorbente en el fondo para regular la humedad. Luego, cubre el recipiente con papel film, haciendo algunos agujeros para que circule el aire. Importante: no las amontones; mantenlas separadas. Y espera a quitarles el pedúnculo y las hojas verdes justo antes de comerlas para evitar que se deterioren.

Para quienes desean congelarlas, hay un par de maneras:

  • Si prefieres congelarlas enteras, quita los cabitos y asegúrate de secarlas bien para que no queden con agua. Puedes guardarlas en un recipiente sin que se toquen, o si lo haces en un solo recipiente, quedarán como un bloque compacto, perfectas para licuados.

  • Si solo quieres conservar la pulpa, quita los cabitos y procesa las frutillas hasta hacer un líquido espeso. Luego, colócalo en bolsas herméticas, sacando el aire, y ponlas en el freezer.

Así, con unos consejos simples, podrás disfrutar de unas frutillas frescas y ricas por más tiempo.

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