Cómo cocinar arroz suelto y graneado, según expertos

Cada familia tiene sus propias costumbres a la hora de cocinar, y esto se nota en cómo preparan el arroz. Hay quienes lo echan directamente en agua hirviendo y otros que prefieren arrancar de frío, dejando que la temperatura suba gradualmente. Pero, ¿sabías que esta decisión puede cambiar totalmente la textura del grano?

Heinz Wuth, un divulgador gastronómico, realizó un experimento simple para mostrar cómo el almidón del arroz reacciona a diferentes temperaturas del agua. Lo interesante es que lo que importa no es ni la marca del arroz ni el tiempo que se cocina, sino el método que utilizas.

Experimento: La magia del calor

Wuth hizo su primer experimento poniendo el arroz en agua hirviendo después de agregar un poco de aceite. El resultado fue inmediato: la capa externa del almidón se gelatinizó al contacto con el agua caliente. Este “choque térmico” sella el grano y evita que se libere demasiado almidón en el agua. El resultado es un arroz más suelto, menos húmedo y que mantiene los granos separados.

Incluso cuando repitió el experimento sin aceite, el efecto fue similar. Aunque sin el aceite, que intensifica la gelatinización, el grano se soltaría un poco más, pero seguía resultando más definido.

El contrasta con el agua fría

En el segundo experimento, Wuth introdujo el arroz en agua fría. A medida que la temperatura fue subiendo, el grano se hidrató lentamente y liberó parte de su almidón antes de que comenzara la gelatinización. Esto hizo que el arroz quedara más húmedo y ligeramente pegajoso, con una tendencia a compactarse. Así, el arroz resultó más suave y cremoso en el exterior, ideal para aquellos que buscan una textura menos seca.

El especialista resumió sus hallazgos de la siguiente manera:

  • Agua hirviendo + aceite: arroz muy suelto y granulado.
  • Agua hirviendo sin aceite: suelto, pero un poco menos.
  • Agua fría: más húmedo y ligeramente pegajoso.

Así que ya sabés, la próxima vez que prepares arroz, prestá atención a la temperatura del agua y cómo lo cocinas. Un pequeño cambio puede hacer una gran diferencia.

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