cómo asegurar las rutinas de los niños en verano
El final del ciclo escolar ya está a la vuelta de la esquina y, con eso, llega un periodo de flexibilidad para los más chicos. Pero cuidado, que sin un poco de organización, el verano puede volverse un caos. Lo que proponen los especialistas es mantener una estructura diaria que mezcle diversión, descanso y actividades educativas, pero sin caer en la rigidez. Una forma efectiva de lograrlo es a través de un sistema de bloques de tiempo. Así, se puede equilibrar el ocio con hábitos saludables y ayudar a los niños a no perder el ritmo que lograron durante el año.
El verano no tiene que ser sinónimo de aburrimiento o descontrol. Por el contrario, es la oportunidad ideal para fomentar la autonomía y el desarrollo de habilidades en un ambiente más relajado. La clave está en diseñar una rutina visual, que puede ser un cartel colorido o con dibujos, donde los niños puedan ver lo que van a hacer. Esto no solo les ayuda a anticipar las actividades, sino que también les da un sentido de protagonismo sobre su propio tiempo. Además, este tipo de organización reduce la ansiedad y facilita la transición al nuevo ciclo escolar.
La regla de los bloques para mantener rutinas durante el verano
Te comparto una estrategia sencilla y efectiva para mantener una rutina durante las vacaciones, dividiéndola en distintos bloques.
Bloque de mañana activa (9:00 a 11:00)
Las primeras horas del día son perfectas para actividades físicas que despierten la energía. Aquí se pueden incluir paseos en bicicleta, juegos en el parque o ejercicios en casa. Aprovechar el sol de la mañana no solo es bueno para la vitamina D, sino que también establece un ritmo saludable para el resto del día. Además, el movimiento matutino mejora el estado de ánimo y prepara a los chicos para las actividades más intelectuales que vendrán después.
Bloque creativo (11:30 a 13:00)
Luego de gastar energía, es hora de estimular la creatividad. Durante este tiempo, los niños pueden dedicarse a manualidades, dibujo, escritura de cuentos o incluso practicar algún instrumento musical. Estas actividades no solo refuerzan la concentración, sino que también ayudan a desarrollar habilidades motoras y cognitivas. Lo fundamental es que cada pequeño elija aquellas opciones que realmente les interesen, sin presiones ni evaluaciones.
Bloque de descanso (14:00 a 16:00)
El mediodía y la primera hora de la tarde son ideales para recuperar energías. Este bloque puede incluir una siesta reparadora, leer un libro o ver una película corta. El descanso es clave para evitar el agotamiento y mantener un equilibrio emocional. Y, claro, en los días de mucho calor, este horario también coincide con las horas más cálidas, lo que hace que sea ideal quedarse en casa o en un lugar fresco.
Bloque de aire libre o social (17:00 a 19:00)
Las últimas horas de la tarde son perfectas para que los chicos interactúen con sus amigos o disfruten del aire libre. Este tiempo puede incluir juegos en grupo, excursiones familiares o deportes. La socialización y el contacto con la naturaleza son fundamentales para el desarrollo emocional y físico de los niños. Además, este bloque se aprovecha de las temperaturas más agradables del día.
Bloque de calma y cierre (después de cenar)
El final del día debe ser un momento de tranquilidad. Aquí se pueden implementar rutinas relajantes, como un baño tibio, leer un cuento o conversar sobre cómo fue el día. Estas actividades ayudan a preparar tanto el cuerpo como la mente para una buena noche de descanso, además de fortalecer el vínculo familiar. Tener un ritual de cierre ayuda a los niños a procesar emociones y descansar mejor, lo que es fundamental para afrontar el día siguiente renovados.