Por qué hacer listas ayuda a la organización, según la psicología

Muchas personas utilizan listas para organizar su día a día. Este hábito va más allá de ser solo una forma de organización; responde a mecanismos psicológicos que impactan en nuestra productividad y bienestar emocional. Desde la compra en el supermercado hasta nuestras rutinas de ejercicio, hacer listas se ha convertido en algo casi necesario para darle sentido y orden a nuestras vidas.

La psicología conductista explica que tachar una tarea completada genera un alivio inmediato. Según Buenaventura del Charco, director de la clínica Estar Contigo Terapia, la mente busca certidumbre. Las listas ofrecen un marco claro que reduce la incertidumbre y, por ende, el estrés que sentimos al acumular responsabilidades.

La dependencia de las listas

Las listas funcionan como herramientas que nos ayudan a aliviar la carga mental. Patri, psicóloga y autora del libro “Cómo tener tiempo para todo”, sostiene que anotar tareas libera espacio en nuestra mente. Así, podemos enfocarnos en el presente sin la carga constante de recordar lo que queda pendiente. Esa estructura que brindan transforma metas abstractas en acciones concretas y fáciles de manejar.

Es interesante mencionar que escribir a mano potencia aún más estos beneficios. La ciencia ha demostrado que este acto activa el hipocampo, mejorando nuestra memoria. Las listas en papel son efectivas para fijar recuerdos a largo plazo, aunque las digitales tienen la ventaja de ser accesibles y colaborativas.

Efecto Zeigarnik y su paradoja

El psicólogo David Cohen señala tres motivos fundamentales por los que las listas son útiles:

  • Reducen la ansiedad en momentos de caos.
  • Proporcionan un esquema claro, evitando la sobrecarga de decisiones.
  • Ofrecen una sensación de avance al marcar tareas completadas.

Sin embargo, el efecto Zeigarnik introduce una paradoja. Esta teoría, desarrollada por Bluma Zeigarnik, sugiere que las tareas no finalizadas ocupan más espacio en nuestra memoria que las que sí completamos. Una lista desorganizada o excesivamente cargada puede volverse estresante en lugar de útil. La clave está en equilibrar la cantidad de tareas y asignar plazos específicos.

Consejos para listas efectivas

Patri, la psicóloga, recomienda concentrar todas las tareas en un único listado, ya sea en forma de papel o en aplicaciones digitales. Es fundamental destacar prioridades y dividir objetivos complejos en pasos más manejables. Tomar una foto de la lista ayuda a acceder rápido desde cualquier dispositivo.

Un error común es incluir demasiados objetivos. Del Charco advierte que esto puede llevar a la frustración. La solución es ajustar nuestras expectativas y eliminar lo que no es realmente necesario. Si una tarea permanece pendiente por días, es bueno preguntarse si realmente es una prioridad o si hay algo emocional que nos está deteniendo.

Para optimizar el uso de las listas, aquí van algunos consejos para tener en cuenta:

  • Asignar horarios concretos a cada actividad.
  • Revisar periódicamente si los pendientes son realmente viables.
  • Usar palabras clave que resalten las acciones más importantes.
  • Combinar herramientas analógicas y digitales según tus necesidades.

Las listas, si se gestionan bien, se convierten en un espejo de nuestro autoconocimiento. Las tareas que postergamos a menudo revelan resistencias o falta de interés. En esos casos, es conveniente reevaluar su inclusión y encontrar estrategias para superar los bloqueos que enfrentamos.

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