Uno de cada seis trabajadores no satisface sus necesidades alimenticias

Según un estudio reciente del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA), el 15% de los trabajadores en el país enfrenta inseguridad alimentaria. Esto significa que no logran cubrir sus necesidades básicas de alimentación de manera suficiente y estable. La situación se torna más complicada entre los trabajadores informales y los cuentapropistas, donde la cifra se eleva al 25%, evidenciando el deterioro de las condiciones laborales y del poder adquisitivo.

La inseguridad alimentaria ya no es un problema exclusivo de los sectores más vulnerables o desempleados. El informe destaca que incluso trabajadores registrados con salarios bajos se ven afectados. Por ejemplo, el 7% de los asalariados formales sufren esta problemática. Los trabajadores del servicio doméstico y los que laboran sin aportes son los más perjudicados, alcanzando un alarmante 25,3%.

Un problema que atraviesa clases y ocupaciones

Este fenómeno no discrimina. El informe resalta que la falta de acceso a una dieta adecuada ya no solo afecta a los más pobres, sino que también incluye a empleados registrados. Hay una notable diferencia en el impacto cuando se cruzan variables como la educación y el tipo de empleo. Aquellos con hasta nivel secundario incompleto enfrentan una inseguridad alimentaria del 34%, mientras que entre quienes tienen educación universitaria solo el 4,6% se ve afectado.

Además, el empleo formal también marca la diferencia. Dentro de los asalariados, un 24% de los trabajadores informales enfrenta inseguridad alimentaria, en contraste con un 9,8% entre los empleados formales y un 14,1% en el sector público. Este desfase se debe al acceso desigual a la estabilidad laboral y a mecanismos de protección social.

Horas de trabajo y regiones más afectadas

La cantidad de horas trabajadas también influye en la seguridad alimentaria. Entre los subocupados, uno de cada cinco (21,1%) tiene problemas para alimentarse adecuadamente. Esta cifra baja al 12% para quienes tienen empleo a jornada completa, pero vuelve a aumentar al 13,3% entre los sobreocupados.

En cuanto a la ubicación geográfica, el Conurbano bonaerense es la región más golpeada, con un 18,9% de los asalariados en inseguridad alimentaria. Por otro lado, en la Ciudad de Buenos Aires, esta cifra se reduce a 7,1%.

Jóvenes y mujeres, los más vulnerables

La situación es especialmente crítica para los trabajadores jóvenes. De acuerdo con el estudio, el 17,1% de quienes tienen entre 18 y 34 años se enfrenta a inseguridad alimentaria. En cuanto al género, las mujeres tienen una leve desventaja, con un 15,5% en comparación con el 15% en los hombres.

El informe concluye que tener un empleo sigue siendo fundamental, pero ya no es suficiente para garantizar una buena alimentación. La combinación de salarios bajos, inflación y precariedad laboral ha ampliado la inseguridad alimentaria a sectores que, históricamente, no enfrentaban este problema.

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