Una Alternativa Racional para una Argentina en Crisis
La Argentina enfrenta una de sus etapas más complejas desde el regreso de la democracia. La crisis económica se agrava junto a una creciente tensión social, un deterioro profundo del tejido institucional y una cultura política que ha dejado de valorar el disenso como parte esencial del juego democrático. En este contexto, desde la Unión Cívica Radical se propone la creación de un espacio de centro, amplio y democrático, que convoque a la sociedad desde la sensatez y la reconstrucción de consensos básicos.
La situación actual del país es crítica en varios niveles. En lo económico, atravesamos una recesión profunda, con una inflación activa, un desplome del consumo, el cierre de pymes y salarios que pierden valor continuamente. La pobreza alcanza cifras alarmantes. Sin embargo, el problema no se agota en lo económico; hay un aspecto más grave en juego: el ejercicio del poder en Argentina.

La Lógica de Violencia Política
El Gobierno nacional ha optado por una lógica de violencia política sistemática, especialmente contra quienes piensan diferente. No hay espacio para el disenso ni para el debate. Aquellos que no coinciden con las ideas del oficialismo son descalificados, ridiculizados o tratados como enemigos. Gobernadores, docentes, artistas, periodistas, trabajadores y científicos han sido blanco de ataques permanentes por parte del presidente y sus funcionarios. Este ejercicio del poder se basa en la humillación y la deslegitimación del otro.
Esto no es solo una cuestión de estilos; se trata de un modelo de conducción que rompe los códigos democráticos más básicos. La política se vacía de contenido y se llena de odio, gobernándose desde las redes sociales, pero sin sensibilidad ni escucha. Frente a este panorama, la responsabilidad del radicalismo es enorme: construir un espacio político que recupere el valor de la política como herramienta de transformación y diálogo democrático.
Un Espacio Político desde la Moderación
El radicalismo debe ser la fuerza que convoque desde el centro y la coherencia, estableciendo un camino distinto, sin atajos ni especulaciones. Lo importante es representar una idea de país posible, solidario y democrático. Nuestros límites están marcados por valores innegociables. No podemos construir alianzas con expresiones políticas que atenten contra la democracia o los derechos humanos.
No hay espacio para acuerdos electorales con el kirchnerismo, que ha desdibujado las instituciones y ejercido el poder de forma verticalista. Tampoco hay lugar para confluir con La Libertad Avanza, que representa una idea de país sin Estado ni igualdad, basada en la violencia política y el desprecio por el otro.
Defendiendo la Educación y la Salud Pública
La situación de las universidades es un claro ejemplo de los ataques al sistema público desde 1983. No se trata solo de recortes presupuestarios, sino de deslegitimar el valor de la universidad pública como motor de igualdad y desarrollo. Se promueve el desprestigio con discursos falsos, cuando en realidad estas instituciones forman miles de profesionales y producen conocimiento.
El veto a la ley de financiamiento universitario fue una decisión política, reflejando que para el gobierno, el conocimiento y la investigación no son prioridades. Lo mismo sucede con la salud pública; el caso del Hospital Garrahan es emblemático. Este hospital, que atiende a miles de niños en situaciones críticas, se sostiene por la vocación de su personal, a pesar de los bajos salarios y la falta de insumos.
Fortaleciendo el Radicalismo
El radicalismo enfrenta una doble responsabilidad: fortalecer su presencia territorial y recuperar su centralidad a nivel nacional. Necesitamos volver a ser un partido de mayorías, con ideas modernas y visión federal. La unidad partidaria es la base para construir un proyecto sólido con propuestas concretas para cada rincón del país.
Las elecciones del 18 de mayo fueron un proceso difícil en un contexto polarizado. Sin embargo, logramos sostener una propuesta honesta con candidatos jóvenes y un mensaje claro. Aunque no alcanzó en términos electorales, el radicalismo ha demostrado a lo largo de su historia que sabe reinventarse y volver a crecer.
La Argentina necesita urgentemente un espacio político que ponga a las personas en el centro. Que hable con respeto y escuche con empatía. Un espacio que defienda la educación, la salud, la ciencia y la cultura, sin miedo al Estado ni al mercado, promoviendo la libertad y la justicia social.
Juan Loupias, vicepresidente de la UCR CABA