Una abuela confundió criptomonedas y sufrió una crisis
El auge de las criptomonedas ha captado la atención de muchos, desde jóvenes inversores hasta personas mayores que buscan proteger sus ahorros. ¿Pero qué sucede cuando la tecnología se convierte en un motivo de angustia? Este fue el caso de una abuela de 70 años que pasó horas estresada pensando que había perdido millones en activos digitales que había acumulado para sus nietos, todo por un simple malentendido con sus claves de acceso.
Esta situación revela las dificultades que enfrentan muchos usuarios no tan experimentados en el mundo digital. La confusión con términos técnicos y la constante preocupación por posibles estafas llevaron a que esta mujer viviera una crisis que, afortunadamente, se resolvió gracias a la paciencia y la ayuda de especialistas en autocustodia.
60 mil dólares invertidos para sus nietos: la historia de la abuela cripto
La abuela había juntado cerca de 60 mil dólares en Bitcoin. Este dinero provenía de la venta de un inmueble y lo había guardado en una billetera digital personal que requería una “frase semilla” de doce palabras para acceder. Esta clave es crucial; si se pierde, no hay forma de recuperarla.
El problema comenzó cuando al intentar ingresar a su billetera, se encontró con que aparecía vacía. Convencida de que había sido hackeada, recurrió a una ONG especializada en Bitcoin. A través de una sesión de asistencia remota, intentaron reconstruir lo que había sucedido.
La confusión detrás del susto
Durante la revisión, los especialistas notaron que la abuela afirmaba no tener ninguna “passphrase” adicional, también llamada “palabra 13”. Sin embargo, su nerviosismo la hizo pasar por alto que esa clave estaba apuntada como “contraseña”. Este pequeño pero significativo error la llevó a abrir una cuenta diferente, una que no contenía sus fondos.
¿Cómo terminó todo?
Finalmente, el descubrimiento fue un alivio. La frase estaba donde siempre, solo que con un nombre diferente. Al ingresar con esa clave, lograron acceder a la billetera correcta y confirmar que los fondos nunca habían desaparecido. Esta experiencia puso en evidencia los riesgos que implica la autocustodia, especialmente para personas mayores que requieren un poco más de apoyo en un mundo cada vez más digital.
Después de una hora de asistencia, los especialistas restauraron el acceso y confirmaron que los bitcoins seguían intactos. Esta confusión no solo causó angustia, sino que destacó la necesidad de educación digital y de procedimientos claros para evitar pérdidas en un sistema donde no hay soporte centralizado.