Un cuerpo que cae: la libertad de la vejez

“Mi mamá murió a los 50 y antes de irse me dijo que no quería envejecer. Esa frase se quedó conmigo, porque vivir sin querer llegar a viejo significaba enfrentarse a la muerte”, cuenta Gaby Blanco, autora y directora de “Un cuerpo que cae”, una obra documental que explora la vida de cuatro mujeres. “Somos cuatro viejas que seguimos deseando”, se manifiestan. Con el apoyo de una beca del Fondo Nacional de las Artes, Gaby se lanzó a investigar qué significa realmente envejecer.

La obra, que promete mucho, tiene a Silvia Rodríguez, Miriam Varela, Cris Rodríguez y Ana Sosa en el elenco, y debutará el domingo en El Excéntrico de la 18. Nos encontramos con Gaby para hablar sobre lo que hay detrás de esta propuesta.

El desafío de actuar sin ser actrices

Periodista: ¿Cómo lográs que estas mujeres, que no son actrices, se presenten en el escenario?

Gaby Blanco: Son mujeres increíbles. Algunas tienen experiencia en danza y expresión corporal. Desde el principio, confiaron en mí, y eso fue clave. Comenzamos con mesas de debate donde reflexionamos sobre la vejez. Me interesaba explorar esa idea de que socialmente los cuerpos viejos parecen asexuados, como si ya no tuvieran deseos ni propósitos. A través de sus relatos, revelaron cómo se sienten en esta etapa de la vida: más libres, más empoderadas.

La percepción de la vejez

Periodista: ¿Por qué no viste a nadie en tu familia envejecer?

Gaby Blanco: En mi familia, la mayoría se fueron muy jóvenes. Mis abuelos siempre fueron viejos cuando yo era chica. De hecho, mi mamá murió a los 50. Es preocupante lo que vivimos como sociedad; muchos ancianos son víctimas de un sistema que los reprime. Tienen jubilaciones bajísimas y sus derechos son constantemente vulnerados. La vejez debería ser una etapa de libertad y disfrute, pero a menudo es vista como un estigma. Estas mujeres, que siguen deseando y explorando su sexualidad, me han hecho pensar mucho sobre esto.

El concepto de abuelazgo

Periodista: ¿Qué exploraron sobre el concepto de abuelazgo?

Gaby Blanco: El abuelazgo a menudo anula el deseo erótico y limita la percepción de las personas mayores. Una de ellas compartió una anécdota graciosa sobre un compañero de danza de 50 años, que la abrazaba como si fuera su abuela. Ella se sentía viva, pero el abrazo le recordaba su rol social. Es llamativo cómo la sociedad condiciona la mirada sobre los cuerpos envejecidos, haciéndolos invisibles.

Historias que impactan

Periodista: ¿Qué relatos de estas mujeres te conmovieron más?

Gaby Blanco: Tres de ellas se casaron muy jóvenes y tuvieron hijos a los 17. Hoy, todas están explorando una nueva libertad sexual, ¡algo fascinante! Quieren tener novios y disfrutan de la intimidad. Es asombroso ver cómo la perspectiva de la vida cambia con el tiempo.

El teatro independiente hoy

Periodista: ¿Cómo es hacer teatro independiente en la actualidad?

Gaby Blanco: Tiene sus desafíos, pero somos apasionados. Es un proceso que requiere tiempo, esfuerzo y amor. En medio de esta crisis, el arte se convierte en un refugio y una necesidad, un espacio donde nos unimos y sí, también hay algo mágico en eso.

Teatro y cultura como refugio

Periodista: ¿Qué opinás sobre el teatro y la cultura hoy en día?

Gaby Blanco: Los veo como herramientas poderosas que generan preguntas y incomodidad, espacios donde podemos denunciar la dura realidad que vivimos. Sin necesidad de metáforas, el arte tiene la fuerza de abrir nuevas formas de pensar.

Botão Voltar ao topo