Rothschild deja la revista The Economist ¿qué significa esto?
Según indican varias fuentes internacionales como Bloomberg y The Telegraph, la familia Rothschild ha decidido contar con el asesoramiento del prestigioso banco de inversión Lazard para evaluar la venta de una participación del 20% en The Economist. Se estima que esta operación podría alcanzar hasta 400 millones de libras, lo que equivale a unos 540 millones de dólares.
El declive de The Economist
El interés por esta transacción está relacionado con el descenso en el número de lectores que ha sufrido The Economist en los últimos años, un fenómeno que se viene arrastrando desde hace más de una década. En 2015, la revista alcanzó una audiencia de 1,6 millones de lectores, pero actualmente este número ha caído a 1,2 millones, cifras similares a las que tenía a principios de los 2000.
Muchos críticos sostienen que esta caída se debe a un giro cada vez más marcado hacia la izquierda en su línea editorial, especialmente en su cobertura sobre la administración de Donald Trump. Artículos con titulares como “Donald Trump es impopular. ¿Por qué es tan difícil hacerle frente?” o “La terrible política comercial de Donald Trump lo sobrevivirá” se han vuelto moneda corriente.
Además, se menciona que The Economist adopta una postura globalista contundente, alertando sobre desastres potenciales que podrían surgir de tendencias populistas o del proteccionismo. En sus páginas, también se pueden encontrar argumentos a favor de la inmigración masiva, insinuando que las economías occidentales no podrían sobrevivir sin este crecimiento poblacional.
Algunos críticos argumentan que los datos sobre el crecimiento del PIB se utilizan para respaldar la idea de que la inmigración enriquece a las economías, cuando, en realidad, podría tratarse de un aumento en el gasto público destinado a subsidios y asistencia social. Esto generaría más bien una redistribución de la riqueza a nivel global, lo que ha alimentado una narrativa controversial que de manera frecuente aparece en sus publicaciones.
La revista también es famosa por sus inquietantes portadas anuales que, para algunos, están cargadas de simbolismo y mensajes crípticos. Esto provoca que muchos se cuestionen si The Economist es un simple medio de comunicación o tiene una agenda más amplia impulsada por grupos como los Rothschild.
Con el descenso de lectores en medios tradicionales y el auge de nuevas plataformas en internet, se vislumbran desafíos importantes para publicaciones como The Economist en los próximos cinco años. Los Rothschild son reconocidos por su habilidad de desprenderse de inversiones poco prometedoras, y es posible que su vinculación histórica con la revista ya no sea suficiente para mantener su interés.
Un vistazo a los Rothschild
Lynn Forester de Rothschild, quien tiene 71 años, ha ampliado el legado familiar desde su matrimonio en 2000 con Sir Evelyn de Rothschild. Juntos fundaron E.L. Rothschild, un “family office” que abarca diversas inversiones en sectores públicos y privados. Recientemente, Lynn ha delegado en Lazard la supervisión de la posible venta de esta participación accionaria, que es un primer paso importante después de que Pearson vendiera su 50% hace una década, permitiendo que la familia Agnelli se convirtiera en el principal accionista.
Los potenciales compradores de esta participación son, en su mayoría, individuos con alto patrimonio o empresas familiares, dado que The Economist se considera un activo de largo plazo. Según datos del mercado, The Economist Group, que incluye la revista, el sitio web y otros negocios relacionados, tiene un amplio alcance con más de 1.500 empleados en 26 países y generó ingresos de 369 millones de libras en 2024, lo que refleja un crecimiento del 3% en comparación con el año anterior.
Un aspecto a destacar es la estructura accionaria de la revista, diseñada para proteger su independencia. Existen diversos tipos de acciones, y el fideicomisario tiene la responsabilidad de salvaguardar la libertad editorial. Exor, la firma de inversión de la familia Agnelli, posee las acciones que le otorgan cierta influencia en la dirección del medio, mientras que más de 100 accionistas tienen otros tipos de participación.
En este contexto, Forester de Rothschild controla alrededor del 26,7% del total de acciones emitidas. Las reglas impiden que alguien posea más del 50% de los derechos de voto, lo que hace que cualquier transacción importante requiera la aprobación del fideicomisario.
Lynn tiene una sólida trayectoria en el mundo empresarial, habiendo fundado FirstMark Communications y formando parte de Estée Lauder. La decisión de explorar esta venta se vislumbra como parte de una revisión más extensa llevada a cabo por E.L. Rothschild y la Eranda Foundation.
Así, con Lazard en la mira, la búsqueda de nuevos compradores se encuentra en marcha, y cualquier acuerdo podría realinear las dinámicas de poder en una de las instituciones periodísticas más icónicas del mundo.