Nuevo ajuste de bandas por IPC afecta la desinflación del Gobierno
La ciudad está con la vista puesta en el índice de precios al consumidor (IPC) porque el tipo de cambio ya no sería el principal ancla para la economía. ¿Qué podemos esperar de la inflación en 2026? Vamos a desglosar la situación.
El Gobierno ha decidido ajustar su agenda monetaria de cara a 2026, cambiando la forma en que se actualizarán las bandas cambiarias. A partir de enero, estos márgenes se ajustarán según la inflación de los dos meses anteriores. Para tener una idea, tanto el piso como el techo del sistema cambiario se deslicen un 2,5%, siguiendo el aumento de precios que se registró en noviembre. En este clima, se empieza a centrar la atención en el IPC, ya que se prevé que el dólar deje de ser el principal indicador.
En noviembre, la inflación fue del 2,5%, cifra que coincide con el ajuste de las bandas cambiarias. Ahora, la gran pregunta es hacia dónde vamos: hasta ahora, el Gobierno eligió priorizar la baja de precios, incluso por encima de las reservas internacionales. Esto, según Rocío Bisang, economista de GMA Capital, puede hacer que la desaceleración del IPC sea más lenta.
Leonardo Anzalone, otro economista, señala que podría haber un mayor pass-through, pero admite que el impacto se ha mantenido limitado por ahora. Los índices de inflación de septiembre y octubre no reflejaron la volatilidad del mercado del dólar, lo cual es un dato alentador en medio de la incertidumbre.
Después de los ajustes anunciados, el dólar subió $12,50, alcanzando los $1.451. Esto indica una mayor demanda, pero todavía controlada. Además, según Gonzalo Carrera, economistade Equilibra, la situación parece estable. Hay que tener en cuenta, sin embargo, el shock en los precios de la carne, que en enero podría ser más moderado.
A más largo plazo, la inflación va a depender de si se reactiva la demanda de dinero. Esta sería la clave para que el tipo de cambio no se dispare y no impacte demasiado en el IPC. Anzalone advierte que, por el overshooting típico de estas medidas, es probable que haya un leve recalentamiento de precios inicialmente.
Carrera, en cambio, propone evaluar cómo reacciona el mercado. En enero, históricamente la demanda de pesos disminuye, y la compra de dólares por turismo empieza a impactar. Esto sugiere que el proceso de ajuste va a ser más gradual. Además, con la reciente actualización de las bandas, hay una tendencia a aumentar la competitividad del tipo de cambio, lo que podría hacer que deje de ser un ancla tan clara para la inflación.
Mirando hacia 2026, para Lucio Garay Méndez, economista jefe de EcoGo, la inflación va a depender de la acumulación de reservas y del cumplimiento del programa financiero. Es fundamental que el Banco Central y el Tesoro logren acumular reservas para poder afrontar las obligaciones de deuda en dólares que se vienen.
Si esto ocurre, hay buenas chances de que la inflación se mantenga dentro de las expectativas que se han manejado en los últimos meses, incluyendo un posible descenso por debajo del 1% en 2026.
Con el nuevo ajuste en las bandas cambiarias, se considera que esta medida es necesaria, aunque podría generar un pass-through. Según Bisang, esto aporta fortaleza y evita un atraso de facto si el Gobierno logra mantener las expectativas manejadas.