Los intereses capitalizables superan cinco veces las jubilaciones

En un contexto de tensión fiscal, monetaria y cambiaria, los números del resultado financiero del sector público nacional de 2025 nos muestran una realidad que, de ser considerada en su totalidad, cambiaría drásticamente nuestra perspectiva sobre las cuentas públicas.

Si sumamos la capitalización de intereses de instrumentos como las Lecaps, que el Gobierno usa para diferir pagos sin que estos se reflejen en el flujo de caja inmediato, el déficit real en julio de este año asciende a más de $19 billones. Este salto en el déficit plantea serias dudas sobre la sostenibilidad de la deuda a mediano plazo, según cálculos realizados a partir de datos oficiales.

Un peso cada vez más difícil de sostener

Hablemos de números. Los informes mensuales del Ministerio de Economía reportan un resultado financiero deficitario de $168.515 millones para julio. Sin embargo, este total no incluye la capitalización de intereses, un monto que surge de los reportes de la Secretaría de Finanzas. Al convertir esos datos a pesos utilizando el tipo de cambio correspondiente, aparece una carga que el Tesoro acumula silenciosamente.

Esto se da porque hay instrumentos que capitalizan intereses en vez de pagarlos de inmediato, lo que permite renovar la deuda sin que afecte las cuentas fiscales. Ahora, el problema es que, aunque parezca que se alivia la presión en el corto plazo, esta estrategia traslada una carga que puede resultar insostenible en el futuro, ya que se incrementa el total de la deuda bruta. Una serie de números ajustados, que suman el resultado financiero oficial y la capitalización de intereses, muestra que una gran parte de esta carga no es contabilizada, a pesar de ser una obligación real.

Si analizamos los datos del Ministerio de Economía y la Secretaría de Finanzas, notamos que la situación entre julio de 2024 y julio de 2025 es clara. El resultado financiero muestra déficits que oscilan entre $466.631 millones en agosto de 2024 y $1.557.305 millones en enero de 2025. Mientras tanto, la capitalización de instrumentos no para de crecer, alcanzando $6.361.956 millones en junio de 2025. Así, el déficit ajustado se eleva a $19,2 billones en julio, impulsado por el canje de las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI) en la cartera del BCRA, que sumó cerca de $27,8 billones, adicionando casi $8 billones al déficit de julio.

Aunque se espera que este impacto disminuya en agosto, las tasas de interés altas sugieren que la capitalización seguirá en aumento. En el periodo de enero a julio de 2025, el Gobierno generó una renta financiera en intereses de deuda, sumando pagos y capitalizaciones, que alcanza los $56 billones. Paradoja total: esta cifra parece indicar que hay recursos disponibles, pero la postergación de pagos solo empeora la situación fiscal.

Una comparación reveladora: intereses vs jubilaciones

Para entender este peso en las cuentas, comparemoslo con el gasto en jubilaciones. En julio de 2025, el desembolso destinado a jubilados y pensionados, según la Oficina de Presupuesto del Congreso, fue de aproximadamente $4,6 billones. Este número contrasta fuertemente con los $19 billones de la capitalización de intereses en el mismo mes. Es decir, el monto de intereses se aproxima a quintuplicar lo que se destina a jubilaciones.

En el acumulado anual hasta julio, mientras los intereses capitalizados y pagados suman $56 billones, el gasto total en jubilaciones y pensiones se estima en alrededor de $30,1 billones. Esta desproporción es alarmante.

Este desbalance pone de relieve las prioridades en la gestión fiscal. La estructura de instrumentos como las Lecaps y el canje de LEFI priorizan la generación de renta financiera extraordinaria, mientras que las jubilaciones intentan sobrevivir con incrementos mínimos que resultan insignificantes frente al impacto de la deuda. Este enfoque, que privilegia tasas que multiplican la inflación esperada, deja a los jubilados como los más damnificados por un ajuste que se disfraza bajo maniobras contables.

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