Logró miles de millones, pero su patrimonio quedó en cero

Durante años, Mike Lindell fue la representación del “sueño americano”. Pasó de tener una vida complicada y muchos fracasos a convertirse en un empresario multimillonario, todo gracias a su esfuerzo, carisma y una idea audaz: las almohadas. Sus comerciales nocturnos no solo llenaban la televisión, sino que también hicieron que su producto, MyPillow, se volviera un éxito en grandes cadenas de tiendas. Parecía que su futuro estaba asegurado y que todo lo que tocaba se convertía en oro.

Sin embargo, todo ese brillo se desmoronó rápidamente. Una serie de decisiones erradas llevó a Lindell a una ruina total, y su fortuna ahora parece ser solo un recuerdo. Hoy, podemos ver cómo uno de los empresarios más comentados de los últimos años ha caído estrepitosamente.

¿Quién es Mike Lindell y cómo logró su fortuna?

Lindell es un ejemplo de superación personal. Después de luchar contra la adicción y pasar por tiempos oscuros, encontró su camino al crear MyPillow. La clave de su éxito fue un enfoque original: utilizar infomerciales nocturnos y un marketing directo que, a partir de 2011, catapultó sus ventas de unas pocas unidades a decenas de millones anuales. En su mejor momento, se habla de ingresos de hasta 110 millones de dólares al año.

Su historia era inspiradora. De las deudas a tener un patrimonio estimado entre **200 y 300 millones** de dólares, Lindell se había convertido en un nombre conocido, vendiendo sus almohadas en tiendas importantes como Walmart y Kohl’s.

De los lujos a no tener ni un centavo: ¿qué pasó con el empresario?

El giro en la vida de Lindell comenzó cuando decidió involucrarse completamente en la política y comenzó a difundir afirmaciones de fraude electoral tras las elecciones de 2020 en Estados Unidos. Esta elección lo llevó a perder el apoyo de muchos de sus distribuidores y minoristas. Tiendas que antes vendían MyPillow comenzaron a retirar sus productos.

La caída fue dramática. De ingresos de más de **110 millones de dólares**, la empresa pasó a registrar solo unos pocos millones. Perdió su prestigio, su red de distribución y su base comercial. A esto se sumaron múltiples **demandas por difamación**, enfrentándose incluso a una de **1.300 millones de dólares** por parte de Dominion Voting Systems, que lo llevaron a gastar millones en defensa legal y a tener otros fracasos comerciales, como intentar lanzar su propia red social.

Con este cóctel de problemas, Lindell llegó a admitir que había **“perdido todo”**. Sus abogados lo abandonaron por falta de pago, las demandas y multas acumuladas fueron monstruosas, su empresa había dejado de tener ingresos y él mismo reconoció que su patrimonio neto había caído a números negativos. Lo que era una historia de éxito ahora retrata un camino lleno de desafíos y desilusiones.

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