Legisladores alertan sobre el impacto en el mercado interno
En los últimos meses, los precios al consumidor han alcanzado niveles récord, lo que ha generado bastante revuelo político en Estados Unidos. Para intentar manejar la situación y mejorar la oferta interna, la Casa Blanca decidió aumentar la cuota de importación de carne argentina. Pasará de 20.000 a 80.000 toneladas anuales y, además, eliminará el arancel del 10% que se aplicaba hasta ahora.
Protestas y una carta de 50 legisladores
Este anuncio no cayó bien en el sector ganadero ni en un grupo de legisladores, en su mayoría demócratas, quienes se sintieron obligados a enviar una carta a la secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, y al Representante Comercial, Jamieson Greer. En la comunicación, expresaron que la medida generó “caos” en el mercado y acusaron al presidente Trump de “ayudar a la Argentina”. Calificaron al presidente argentino, Javier Milei, como un “líder extremista”.
Encabezada por los demócratas Shontel Brown (Ohio) y Jim Costa (California), la carta asegura que el aumento de la cuota “desestabilizó el mercado ganadero”, causando una volatilidad que afecta a los pequeños productores. Los firmantes señalaron que las importaciones representan solo una fracción del consumo total, así que el impacto en los precios sería mínimo. Sin embargo, la incertidumbre generada sí perjudica a los productores locales.
El reclamo de los ganaderos
Las asociaciones de productores de diferentes estados manifiestan que la entrada de carne importada pone en peligro la sustentabilidad de sus explotaciones familiares. Desde la National Cattlemen’s Beef Association (NCBA) advirtieron que los costos de producción siguen en aumento, mientras que los precios que reciben los ganaderos caen. “Esto pone en riesgo a una parte esencial de nuestras comunidades rurales”, indicaron.
A pesar de que los legisladores mencionan que Argentina juega un rol significativo en el mercado, el mismo documento admite que el país es, por ahora, el octavo proveedor de carne a Estados Unidos y pasaría al sexto con la nueva cuota. Sin embargo, los críticos sostienen que el Gobierno está tomando decisiones basadas en “cálculos políticos de corto plazo”.
Trump responde y ordena investigar a los frigoríficos
Frente a las críticas, Trump emitió un mensaje en su red social defendiendo la medida. Acusó a los ganaderos de no reconocer los beneficios que, según él, obtuvieron por las tarifas impuestas a la carne brasileña. “También tienen que bajar sus precios”, escribió, resaltando que los consumidores también son importantes.
El presidente incluso ordenó al Departamento de Justicia abrir una investigación por presunta colusión de precios contra cuatro grandes frigoríficos (Tyson Foods, JBS USA, Cargill y National Beef), que concentran entre el 80% y el 85% de la oferta nacional.
Los precios de la carne vacuna en Estados Unidos han ido en aumento desde enero, cuando Trump asumió la presidencia. Tanto analistas como productores coinciden en que la raíz del problema es estructural, con el rodeo vacuno en los niveles más bajos desde la década de 1950.
En este escenario, la ampliación de la cuota argentina se ha convertido en un tema candente de debate. Ha habido manifestaciones en estados clave como Texas, Nebraska y Dakota del Sur, donde la producción ganadera tiene un fuerte peso económico y político.
El diario Financial Times reveló que la controversia llevó a varios legisladores a solicitar reuniones con funcionarios del Departamento de Agricultura (USDA) y la Oficina del Representante Comercial (USTR) para conocer más sobre el acuerdo con el gobierno argentino y explorar mecanismos que permitan limitar la entrada de carne extranjera.
Desde la Casa Blanca afirman que la medida busca estabilizar los precios internos en un contexto inflacionario. Aseguran que cualquier ingreso de carne importada se realizará “bajo estricta supervisión sanitaria”. Mientras tanto, la discusión sigue abierta, dejando un conflicto latente entre la administración Trump y el sector ganadero, en medio de un mercado que continúa bajo presión.