Las urnas bonaerenses forzaron a Milei a redefinir su discurso

El presidente, Javier Milei, se presentó en una cadena nacional para compartir los puntos clave del Presupuesto 2026. En este discurso, se notó un cambio en su forma de comunicar, dejando de lado su habitual vehemencia para reconocer “el esfuerzo” de la población “durante la primera etapa de gestión”.

Según reportes, el revés electoral en las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre preocupa al presidente. Esto lo llevó a involucrarse más junto a su equipo político y a expresar a su círculo cercano la necesidad de acercarse a la gente nuevamente. En este contexto, los libertarios buscan “recuperar la épica perdida”, y acordaron que el propio presidente debe explicar lo hecho hasta ahora y por qué, en su opinión, es importante continuar con su rumbo económico.

La provincia de Buenos Aires dio un claro mensaje en los recientes comicios. El oficialismo perdió alrededor de 2 millones de votos en comparación con 2023, mientras que Fuerza Patria (FP), el frente peronista, mantuvo su base y se benefició de la desmovilización del opositor. Algunos análisis sobre la situación electoral llevaron al Gobierno a tomar nota de lo que está sucediendo.

Las encuestas que obligaron a Javier Milei a recalcular su estrategia

Un informe del Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA) analizó qué llevó a los bonaerenses a votar de cierta manera. Curiosamente, tanto los votantes de La Libertad Avanza (LLA) como de FP mencionaron emociones como la esperanza y la confianza al justificar su elección. En cuanto a prioridades, dos grandes temas dominaron: la economía y la política. Según la encuesta, de 1.233 casos, el 62% consideró que “la economía del país” fue un factor clave y el 42% se centró en “su economía personal”.

El Centro de Investigación para la Calidad Democrática (CICaD) destacó un retroceso homogéneo de LLA, con caídas notables incluso en distritos históricos del PRO como General Pueyrredón, Vicente López y San Isidro. Los avances de los libertarios fueron limitados y se notaron principalmente en áreas más pequeñas.

Como mencionó el politólogo Mario Riorda, los resultados reflejan un cambio en la discusión pública. “Hoy el anti-mileísmo es más fuerte que el anti-kirchnerismo. El voto fue un castigo al Gobierno, aunque todavía es transitorio”, afirmó. Según sus estimaciones, la aprobación presidencial ronda solo el 35%, con un rechazo alto, cercano al 60%.

El consultor Carlos Fara complementó esta visión, señalando que la caída de LLA se debe al estilo del presidente, a la falta de empatía social y a una economía estancada. “La gente está cansada del tono confrontativo del presidente y se siente molesta por temas delicados como Garrahan, jubilados y discapacidad. Aunque la inflación ha bajado, la economía no despega”, comentó. Según él, los audios de Spagnuolo y Karina Milei fueron “la gota que rebalsó el vaso” y desmovilizaron al votante oficialista.

El resultado en Buenos Aires no solo mostró la fragilidad electoral del oficialismo, sino que también marcó un punto de inflexión para la estrategia presidencial. Con una aprobación en descenso y la narrativa original enredada, Milei enfrenta el reto de reconectar con la sociedad si quiere seguir defendiendo su rumbo económico.

La prioridad inmediata del Gobierno será proteger la narrativa oficial, con el presidente asumiendo un papel protagónico. Pero el desafío va más allá de la comunicación; se trata de demostrar resultados reales en la vida cotidiana de un electorado que ha demostrado su capacidad de castigar.

En este sentido, Buenos Aires se convierte en un termómetro y una advertencia. Lo que sucedió allí puede anticipar tendencias a nivel nacional: un peronismo que logra retener su base, una oposición fragmentada pero activa y un oficialismo que necesita reinventarse para evitar caer en la trampa del desgaste prematuro.

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