El sector lácteo argentino se enfrenta a una crisis profunda que afecta a diversas empresas icónicas. SanCor, Lácteos Verónica y ARSA atraviesan momentos críticos, con plantas semivacías y trabajadores sin cobrar. La situación no es reciente, pero la intensidad de la crisis ha llegado a un punto sin precedentes.
Los problemas que enfrentan estas empresas son el resultado de una combinación de factores: inflación galopante, disminución del consumo y tarifas dolarizadas. Estos elementos han llevado a una disminución significativa en la producción, dejando a muchas familias en una situación desesperada.
SanCor: Una historia de obstáculos financieros
SanCor se encuentra en un estado de incertidumbre judicial mientras intenta evitar la quiebra. El juzgado de Rafaela ha extendido hasta el 13 de junio el plazo para verificar créditos en su concurso preventivo. Con un pasivo que podría superar los 400 millones de dólares, la situación es alarmante.
La producción ha caído drásticamente, alcanzando solo 60,000 litros diarios con 850 empleados activos, una reducción significativa respecto a los 1,350 del año anterior. Se están explorando contratos de fasón para asegurar la materia prima, pero la falta de acuerdos sólidos y un flujo constante de leche complican aún más el panorama.
Lácteos Verónica: Intentos de reactivación en medio de la parálisis
Tras más de 15 días de inactividad, Lácteos Verónica ha iniciado un plan para reactivar sus plantas en Santa Fe, aunque de manera parcial y con horarios reducidos. La compañía enfrenta un conflicto salarial debido a pagos en cuotas y ha logrado sólo cubrir el 52% de los salarios de abril.
Actualmente, la producción apenas alcanza el 20% de su capacidad total, representando unos 200,000 litros diarios. Durante la pandemia, esta cifra era de un millón, lo que muestra la drástica caída. A pesar de la crisis, la empresa busca restablecer su presencia en el mercado y mantener operaciones de exportación, aunque enfrenta dificultades por el tipo de cambio desfavorable.
ARSA: Crisis y denuncias por vaciamiento
ARSA, parte del Grupo Vicentin, enfrenta su propia lucha, con plantas paralizadas y un conflicto que se ha intensificado en el ámbito legal. Se ha presentado una denuncia penal por vaciamiento y defraudación, vinculada a operaciones de facturación que intentan ocultar ingresos. La situación ha llevado a la Justicia a emitir una cautelar para evitar el desguace de maquinaria.
Los trabajadores denuncian que no han recibido la totalidad de sus salarios, lo que ha aumentado la presión sobre la empresa y su gestión. Esta situación resalta un problema más amplio dentro del sector lácteo, donde las condiciones laborales se ven gravemente afectadas.
Impacto en la industria láctea
La crisis del sector lácteo es un reflejo de problemas estructurales más profundos que afectan a la economía en general. La falta de crédito productivo, la pérdida de poder adquisitivo y la disminución de márgenes han llevado a un escenario insostenible. SanCor, Verónica y ARSA simbolizan un sector que, a lo largo de los años, ha alimentado a la nación, pero que ahora enfrenta el desafío de garantizar salarios y mantener la producción básica.
La pregunta que surge no es si estas empresas podrán sobrevivir, sino qué consecuencias tendrá su posible colapso en las comunidades que dependen de ellas y en los productores de leche que las abastecen. El futuro del sector lácteo podría seguir una tendencia global hacia la concentración, donde pocos actores dominarán el mercado.
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