La quiebra del frigorífico Anselmo impacta a Tres Arroyos
La histórica planta de Tres Arroyos, conocida como el frigorífico Anselmo, se encuentra en una situación muy complicada. Este martes, la empresa, que lleva más de 90 años funcionando en la industria cárnica, presentó su pedido de quiebra en el Juzgado Civil y Comercial de la localidad. Esta decisión, tomada por sus directivos con la ayuda de un estudio jurídico, pone fin a una trayectoria marcada por la relevancia económica y social en la comunidad, afectando directa y gravemente a más de 100 trabajadores.
El escenario de crisis no llegó de sorpresa. En los últimos meses, Anselmo acumuló una serie de problemas financieros: sueldos atrasados, cheques rechazados que superan los 120 millones de pesos y una reducción constante del personal. Durante la primera mitad del año, ya se habían realizado unos 40 despidos directos y otros 35 trabajadores tercerizados también fueron desvinculados. A esto se suma un programa de retiros voluntarios que, a pesar de la buena intención, no logró evitar el deterioro de la situación. A medida que los empleados comenzaban a recibir sus salarios en cuotas y con retrasos, en septiembre dejaron de cobrar por completo. Al no obtener respuestas de la empresa, muchos decidieron no presentarse a trabajar, limitándose a tareas de mantenimiento.
Desde el sindicato, la preocupación por la situación era evidente. Néstor García, secretario general del Sindicato de la Carne de Tres Arroyos, criticó la administración actual, señalando que “el problema no es la gente ni el gremio, el problema es la administración, que ha sido un desastre”. Los desafíos que enfrenta la planta son múltiples: la falta de materia prima, facturas de servicios al borde del vencimiento y una notable caída en la faena, todo esto hace que la operativa sea cada vez más difícil de sostener.
Una historia llena de cambios
El actual colapso del frigorífico Anselmo es solo un capítulo más en una historia que ha estado llena de cambios de propietarios y crisis. Fundada en 1930 y transformada en sociedad en 1960, la planta vivió diferentes ciclos de crecimiento y retrocesos. Durante el gobierno de Macri, pasó de la familia Hernández a manos de otros empresarios, y en varias ocasiones estuvo en la mira por sueldos impagos y el riesgo de cierre. La gestión de los últimos años ha enfrentado críticas por los mismos problemas.
A pesar de los intentos de los diferentes dueños por revitalizar la planta, los resultados han sido mixtos. La necesidad de aumentar las exportaciones llevó a reformas en las instalaciones, pero la producción nunca logró alcanzar la escala necesaria para ser rentable. El sindicato sostiene que, para funcionar adecuadamente, Anselmo necesitaba procesar unas 2.000 cabezas de ganado al mes, pero en los últimos tiempos no superaba las 1.500.
Incertidumbre y asamblea
Después de presentar la quiebra, el Sindicato de la Carne organizó una asamblea general para actualizar a los trabajadores sobre la situación y definir pasos a seguir. A pesar de los esfuerzos, persiste una sensación de desamparo entre los empleados. No solo enfrentan la pérdida inminente de su trabajo, sino que también deben lidiar con la incertidumbre sobre lo que viene en el proceso judicial.
Para la ciudad de Tres Arroyos, el frigorífico Anselmo representaba más que un simple establecimiento industrial. Su localización en la intersección de la Ruta 228 y la avenida Constituyentes, junto a sus mataderos habilitados y planta de chacinados, lo convirtieron en una referencia en la provincia. La caída de este gigante afectará a toda la cadena económica local, desde proveedores y transportistas hasta comercios que dependían de su operación.
El derrumbe de Anselmo refleja la crisis más amplia que atraviesan hoy en día los frigoríficos medianos y pequeños en Argentina. Aunque en los últimos meses el consumo de carne mostró una ligera recuperación, esto no es suficiente para lidiar con los altos costos, restricciones financieras y la intensa competencia en el sector.