La Fascinante Vida de Christopher Lee
Pocos actores en la historia del cine pueden presumir de una carrera tan prolífica y diversa como Sir Christopher Frank Carandini Lee. Fallecido en 2015 a los 93 años, hoy, en el día que habría cumplido 103, recordamos su legado cinematográfico y su impacto en el imaginario colectivo.
Lee no fue solo un actor; fue una institución, un erudito y un veterano de guerra que dejó una huella indeleble en cada género que tocó. Desde sus primeros pasos en el cine hasta sus papeles finales, personificó la maldad con elegancia, combinando una autoridad imponente con momentos de sorprendente vulnerabilidad.

De Star Wars a El Señor de los Anillos
Uno de sus papeles más icónicos fue su interpretación del Conde Drácula para Hammer Films. Durante casi dos décadas, redefinió el horror gótico, infundiendo su versión del vampiro con una mezcla de sensualidad y amenaza que lo distinguió de sus predecesores. Este Drácula era una fuerza de la naturaleza, seductora y aterradora a partes iguales.
Además del vampiro, Lee dejó su marca en el género del terror con su interpretación de la Criatura de Frankenstein y su memorable papel como Lord Summerisle en la película de culto The Wicker Man (1973). Este papel, que él mismo consideraba uno de los mejores, mostraba su habilidad para interpretar personajes complejos y ambiguos.
Los amantes de la ciencia ficción y la fantasía lo reconocerían también por su papel como Conde Dooku en la saga de Star Wars, donde aportó un misticismo único a los Episodios II y III. Su presencia en la galaxia muy, muy lejana demostró su capacidad para adaptarse a universos cinematográficos ambiciosos.
Quizás el papel que lo inmortalizó para una nueva generación fue el de Saruman el Blanco en las trilogías de El Señor de los Anillos y El Hobbit de Peter Jackson. Como el hechicero renegado, exudaba una malevolencia fría que hacía temblar. Lo notable es que Lee fue el único miembro del elenco que realmente conoció a J.R.R. Tolkien, lo que influyó en su interpretación del personaje.
Un Polímata y un Hombre de Guerra
La brillantez de Lee no se limitaba a la actuación; era un verdadero polímata, hablando con fluidez varios idiomas, incluyendo inglés, francés, alemán, italiano y español. Esta habilidad le permitió trabajar en producciones internacionales y enriquecer su comprensión de diversas culturas.
Antes de su carrera actoral, Lee sirvió en la Royal Air Force y en varias unidades de inteligencia durante la Segunda Guerra Mundial, incluyendo la Special Operations Executive (SOE). Su trayectoria militar le otorgó una disciplina que se reflejó en su carrera. Curiosamente, su vida se cruzó con la de Ian Fleming, el creador de James Bond, quien le ofreció el papel de Dr. No, un papel que Lee declinó en su momento.
Finalmente, Lee interpretó al villano Francisco Scaramanga en El hombre de la pistola de oro (1974), lo que le permitió ingresar al universo 007, años después de su primer acercamiento. Este papel consolidó su estatus como un ícono del cine.
Un Legado Musical
A una edad avanzada, Lee demostró que su creatividad no conocía límites al lanzarse al mundo del heavy metal. Con su poderosa voz, lanzó varios álbumes de metal sinfónico, incluyendo Charlemagne: By the Sword and the Cross. Su fascinación por la historia, especialmente la figura de Carlomagno, se convirtió en el tema de sus composiciones, mostrando una faceta inesperada de su talento.
Christopher Lee fue mucho más que un actor; fue una fuerza de la naturaleza, un verdadero coloso de la pantalla grande, cuya vida personal es tan fascinante como los personajes que interpretó. Su legado perdura y seguirá inspirando a futuras generaciones.