La diplomacia se adapta a la estrategia financiera y de deuda

La reciente designación de Pablo Quirno al frente del Ministerio de Relaciones, Comercio Internacional y Culto de Argentina marca el inicio de una nueva etapa en la diplomacia del país. El enfoque de Quirno estará centrado en mantener abiertas todas las posibles fuentes de financiamiento. Esta decisión surge tras un anuncio fallido relacionado con el salvataje de Estados Unidos durante la visita del presidente Javier Milei a ese país y su encuentro con Donald Trump, lo que tuvo un impacto negativo en el mercado.

Ese anuncio debía aclarar las dudas que persisten entre los inversores sobre el futuro del tipo de cambio y el programa económico del gobierno. Pero las palabras de Trump, en vez de generar tranquilidad, solo aumentaron el desconcierto.

El canciller saliente, Gerardo Werthein, se convierte en el foco de críticas por esta situación y dejará su puesto el próximo lunes. Se notó que Trump no tenía pleno conocimiento de lo que se discutía en Argentina, y la embajada en Washington tampoco logró ofrecer un panorama claro sobre la situación local. Es habitual que Trump hable con altibajos, lo que complica la comunicación.

La misión de asegurar el financiamiento

No sorprende que un viejo conocido del JP Morgan, habituado a manejar fondos de terceros, ocupe el lugar de mayor relevancia en la diplomacia argentina. La idea es evitar cortocircuitos y malos entendidos en cuanto con el apoyo de Estados Unidos al gobierno de Milei. En este momento, la asistencia del Tesoro estadounidense es crucial para la supervivencia tanto de Milei como de su ministro de Economía, Luis Caputo, quien tuvo varios enfrentamientos con Werthein.

Sin el swap que se anunció recientemente y sin la intervención directa del Tesoro norteamericano calmando el alza del dólar, la situación podría haber sido mucho más complicada. En otras épocas, la política exterior argentina buscaba mantener abiertos los mercados clave o favorecer el comercio, como hizo con el Mercosur. Ahora, parece claro que el objetivo principal será garantizar el apoyo estadounidense y desempeñarse de la mejor manera ante los organismos internacionales de crédito, manteniéndose en línea con los deseos geopolíticos de Trump. Esto podría significar que Argentina tendrá que abstenerse de oponerse a decisiones de Washington.

Quizá se abran nuevas oportunidades de financiamiento desde Europa, en forma de préstamos entre gobiernos. Es un alivio que en 2026 no haya vencimientos pendientes con el Club de París, lo que deja un panorama más despejado.

El acuerdo comercial

Otro de los temas en la agenda de Quirno será impulsar un acuerdo de comercio con Estados Unidos para que unos 150 productos argentinos puedan ingresar a ese mercado con arancel cero o, al menos, por debajo del 10% de arancel que actualmente se aplica.

Al mismo tiempo, necesitará mantener las relaciones comerciales con China, que se ha convertido en el segundo socio comercial de Argentina gracias a la llegada de buques de soja que no pagaron retenciones. China también es el principal destino de la carne argentina, lo que resalta su importancia en nuestro comercio exterior. En los últimos años, el gigante asiático ha implementado una estrategia de inversión en la región. Un ejemplo de esto es Jujuy, donde han buscado establecer vínculos con gobiernos locales para inversiones en infraestructura.

De este modo, el nuevo canciller tendrá que encontrar un equilibrio en sus relaciones con estas grandes potencias globales que definirán el rumbo del siglo XXI.

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