La deuda cognitiva del uso de chatbots de inteligencia artificial
La inteligencia artificial ya es parte del día a día en todo el mundo. Cada vez hay más aplicaciones y servicios que la utilizan, prometiendo hacer nuestra vida más fácil. Pero, ¿hay un costo oculto detrás de esta comodidad? Un estudio reciente plantea que el uso excesivo de la IA puede generar una “deuda cognitiva” que afecta nuestras habilidades mentales.
Al principio, cuando aparecieron los primeros chatbots, como ChatGPT en 2022, se pensaba que serían solo una ayuda para simplificar tareas complejas. Sin embargo, un estudio del Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT) puso en evidencia que estas herramientas pueden afectar negativamente las conexiones cerebrales que son la base del pensamiento crítico.
La “deuda cognitiva”: riesgos de usar chatbots de IA
El MIT llevó a cabo un experimento con 54 estudiantes universitarios, que se encargaron de escribir ensayos durante varios meses. Para entender mejor el impacto de la IA, los dividieron en tres grupos:
- Un grupo que usó ChatGPT como apoyo.
- Otro que utilizó solo Google para buscar información.
- Y un tercer grupo que escribió sin ninguna herramienta externa, confiando únicamente en su propio conocimiento.
A través de electroencefalogramas, los investigadores notaron que los que utilizaron IA mostraron una conectividad neuronal significativamente más baja. Al comparar con quienes escribieron de forma independiente, estos últimos activaron áreas del cerebro encargadas de la memoria, la atención y el procesamiento del lenguaje de manera más efectiva.
El dilema de la “mejor nota” pero menor entendimiento
Los ensayos que contaron con apoyo de IA recibieron calificaciones más elevadas, tanto de docentes como de algoritmos. Sin embargo, los estudiantes que los escribieron no podían recordar lo que habían escrito apenas minutos después, y sentían que no tenían un verdadero sentido de autoría sobre su trabajo.
El estudio también reveló que, cuando estos usuarios frecuentes de IA debían escribir sin ayuda, sus cerebros mostraban esta dependencia del soporte externo. Los científicos compararon esto con tratar de caminar sin muletas después de haberlas usado durante años.
Por otro lado, aquellos que primero aprendieron a escribir por sí mismos y luego incorporaron IA lograron conservar su actividad neuronal original y, de hecho, mejoraron su memoria y la actividad cerebral general.
Un llamado a la reflexión
El riesgo, según los investigadores del MIT, no es solo la dependencia. Se trata de educar a una generación que podría basarse en atajos con IA, sin desarrollar las habilidades necesarias para el pensamiento independiente. En este contexto, sugieren que las estrategias educativas deberían incluir fases de aprendizaje sin herramientas de IA para lograr un equilibrio que potencie tanto la creatividad como el pensamiento crítico en los estudiantes.