la creación de la obra maestra de freddie mercury

El 31 de octubre de 1975, el mundo de la música tuvo un antes y un después con el lanzamiento de un sencillo que rompió con todo: “Bohemian Rhapsody” de Queen. A cincuenta años de esa fecha, la canción sigue siendo un fenómeno cultural y un hito artístico, cambiando el panorama de lo que una banda de rock podía lograr.

Con sus seis minutos de duración y una mezcla audaz de géneros, la épica de Freddie Mercury se estableció como el sencillo más influyente de su época. Su legado sigue atrayendo a nuevas generaciones. Pero para realmente entender la magnitud de “Bohemian Rhapsody”, es crucial echar un vistazo a la historia previa de la banda.

Queen se formó oficialmente en 1970. Todo comenzó cuando Freddie, nacido Farrokh Bulsara, se unió al grupo Smile, que incluía al guitarrista Brian May y al baterista Roger Taylor. La formación se completó en 1971 con la llegada del bajista John Deacon. Con su gran visión estética y teatral, Freddie propuso el nombre “Queen” y dotó a la banda de una imagen espectacular y desafiante.

Los primeros tres álbumes de la banda – “Queen” (1973), “Queen II” (1974) y “Sheer Heart Attack” (1974) – fueron verdaderos laboratorios sonoros. Ya se notaba su inclinación por las complejidades musicales, con armonías vocales que proponían un estilo inconfundible, inspirados por la técnica de los Beatles en “Because”.

“Queen II” marcó su primer intento en la épica conceptual, dividiendo el disco en un “lado blanco” (influenciado por May) y un “lado negro” (cercano a Mercury). Aunque lograron algunos éxitos como “Killer Queen”, la banda aún luchaba por encontrar su lugar en el mundo. Estaban a un paso del estrellato, y ese salto llegó con la idea más osada de su líder.

El rompecabezas de una mente genial: inspiración y creación

La idea de “Bohemian Rhapsody” nació a fines de los años 60, cuando Freddie estaba estudiando arte. Brian May recordó cómo Freddie llegaba con fragmentos de ideas que, al principio, eran solo notas garabateadas en papeles. De hecho, él mismo solía bromear llamando a la canción “The Cowboy Song” por la famosa línea “Mama… acabo de matar a un hombre”.

La ambición de Mercury era fusionar múltiples ideas musicales en una sola pieza monumental, desafiando las estructuras convencionales. El título mismo, “Bohemian”, evoca una vida artística no convencional, mientras que “Rhapsody” se refiere a una obra musical con carácter libre, llena de emoción.

Aunque nunca reveló el significado exacto de sus letras, la canción parece ser un viaje psicológico y espiritual. La mención de una madre y una confesión de un asesinato podría simbolizar la muerte de su antiguo yo y el nacimiento del icónico Freddie Mercury, en un proceso de búsqueda de identidad.

Los personajes de la sección operística, como Galileo y Fígaro, junto a la invocación de Bismillah (que significa “en el nombre de Dios”), refuerzan la idea de una batalla interna, explorando temas como el destino y el libre albedrío.

El proceso de grabación

La grabación, realizada principalmente en los Rockfield Studios de Gales, fue un desgaste técnico y físico sin precedentes. El productor Roy Thomas Baker y la banda enfrentaron el reto de dar vida a la visión orquestal de Mercury.

El secreto de su sonido épico fue la superposición de voces. En la sección operística, May, Taylor y Mercury grabaron sus partes repetidamente. Usando tecnología de 24 pistas, los ingenieros lograron crear hasta 160 grabaciones vocales distintas. Era un trabajo tan intenso que, según May, las cintas se desgastaban al punto de volverse casi transparentes.

El icónico solo de guitarra de May, creado por Mercury para potenciar el drama, se grabó en una única toma con su famosa guitarra “Red Special”. Fue un momento de pura expresión técnica.

Seis minutos de revolución: los cambios de género y el conflicto por el lanzamiento del sencillo

“Bohemian Rhapsody” es, al fin y al cabo, una suite musical en miniatura que desafía la estructura tradicional de verso-estribillo. Se compone de seis secciones distintivas, cada una con un cambio de género y tono:

  • Introducción A Capella: El misterio del inicio a capela que establece el drama.
  • Balada: Una melodía introspectiva y confesional al piano de Mercury.
  • Solo de guitarra: Un puente emocional y técnico de Brian May.
  • Ópera: El clímax vocal, con armonías complejas que mezclan rock progresivo y ópera.
  • Hard Rock/Heavy Metal: Un riff poderoso que libera la tensión acumulada.
  • Coda: Un regreso melancólico a la balada.

La duración de 5 minutos y 55 segundos generó tensiones con la discográfica EMI y el manager de la banda, que consideraban que era demasiado larga para la radio. En aquella época, un sencillo no superaba los tres minutos, y la banda se negó rotundamente a cortarla.

Freddie, astuto, le entregó una copia al famoso DJ Kenny Everett, insistiendo en que no la emitiera. Sin embargo, Everett, desobedeciendo, la puso al aire catorce veces durante un fin de semana en la Capital Radio de Londres.

La euforia del público fue tal que forzó a todas las emisoras a emitir la canción completa, logrando que el sencillo fuera lanzado sin editar. La valentía de Mercury dio frutos, y “Bohemian Rhapsody” alcanzó el número uno durante nueve semanas consecutivas en el Reino Unido, un récord para la época.

Impacto en otros medios

La vigencia cultural de la canción ha sido inquebrantable. En 1992, resurgió con fuerza cuando se hizo famosa en la película Wayne’s World. La escena en la que los protagonistas hacen headbanging en su auto se convirtió en un clásico, reintroduciendo la canción a una nueva generación.

Más recientemente, la película biográfica de 2018, que lleva el mismo nombre que la canción, revivió la pasión por Queen, convirtiéndose en un gran éxito y presentando su música a millones de nuevos fans. De hecho, “Bohemian Rhapsody” se convirtió en la canción más reproducida del siglo XX en plataformas digitales.

“Bohemian Rhapsody” rompió con los moldes establecido para las baladas y el rock progresivo. Demostró que la complejidad musical no era enemiga del éxito comercial, abriendo puertas para que otros artistas se aventuraran a crear obras más largas y menos convencionales en el ámbito del pop.

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