Jair Bolsonaro es llevado a prisión tras fin del arresto domiciliario
El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fue detenido en Brasilia este sábado. La Policía Federal cumplió con la orden de prisión preventiva emitida por el Supremo Tribunal Federal (STF), poniendo fin a los meses en los que Bolsonaro estaba bajo arresto domiciliario, controlado con un dispositivo de monitoreo. Según la Justicia, su arresto ocurrió poco después de la medianoche del sábado.
Es importante aclarar que esto no se trata de cumplir la condena de 27 años de prisión que se le impuso, sino de una medida cautelar. Esta condena, dictada en septiembre, lo acusó de haber conspirado para evitar que Luiz Inácio Lula da Silva asumiera la presidencia tras su derrota en las elecciones de 2022.
El STF había ya rechazado en noviembre un recurso de la defensa, confirmando que debía cumplir la pena en un “régimen cerrado”, lo cual implica cumplirla en un penal.
El pedido de la defensa de Jair Bolsonaro para mantener el arresto domiciliario
La detención se produjo a pesar de que los abogados de Bolsonaro habían solicitado el viernes que su cliente continuara en su domicilio por “razones humanitarias”, citando su delicado estado de salud.
Según su defensa, cambiar el régimen de arresto podría representar un “riesgo de vida” para Bolsonaro, mencionando las secuelas de la puñalada que recibió en 2018. Aseguran que el expresidente ha tenido que someterse a múltiples intervenciones quirúrgicas y ha enfrentado problemas de salud, como reflujo y episodios de “hipo incontrolable”, que afectan su respiración. Además, tiene un diagnóstico reciente de cáncer de piel.
El plazo para apelar la sentencia termina el lunes, así que el equipo legal está evaluando sus opciones.
Jair Bolsonaro fue condenado a 27 años de prisión en Brasil
Bolsonaro recibió en septiembre una condena de 27 años y tres meses de prisión por intentar dar un golpe de Estado a raíz de las elecciones de 2022. Esta decisión provino de la Primera Sala del STF, que ahora deberá establecer el lugar donde cumplirá su condena. Con un voto de cuatro a uno, cinco jueces hallaron culpable al líder de la derecha brasileña, argumentando que había liderado una organización criminal armada para mantenerse en el poder tras perder ante Lula.
El fallo fue respaldado por Cristiano Zanin, quien subrayó que las pruebas eran contundentes y mostraban un intento de romper el orden democrático. Los jueces Alexandre de Moraes, Cármen Lúcia y Flávio Dino también apoyaron la condena. En cambio, Luiz Fux fue el único en votar en contra, argumentando que el proceso no cumplía con las condiciones para que el STF lo juzgara.
La acusación del Ministerio Público sostiene que el plan golpista se desarrolló en múltiples fases, comenzando antes de las elecciones de 2022. Bolsonaro llevó a cabo una campaña dirigida a desacreditar las instituciones democráticas y el sistema electoral, buscando debilitar la confianza del público y preparar el terreno para un posible levantamiento.
Tras la victoria de Lula en octubre de 2022, la situación escaló. Se produjeron protestas masivas y actos violentos, donde miles de partidarios ultraderechistas exigieron la intervención militar para evitar la toma de posesión de Lula.
El 1 de enero de 2023, Lula asumió la presidencia, pero solo una semana después, seguidores de Bolsonaro asaltaron las sedes de la Presidencia, el Parlamento y la Corte Suprema, un evento que impactó al país y al mundo entero.
La Fiscalía afirma que estos ataques formaron parte de un plan golpista dirigido personalmente por Bolsonaro, con el objetivo de mantener su poder y lo que se describió como un intento de instaurar una dictadura en Brasil. Esto dejó una marca profunda en la historia democrática del país.