Giorgia Meloni solicita paciencia a Lula da Silva

La negociación entre la Unión Europea y el Mercosur está por alcanzar una etapa decisiva, pero no sin tensiones. Se espera que la firma sea el 20 de diciembre en Brasil, aunque la cosa se complica. La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, pide un poco más de paciencia a Lula da Silva para postergar el acuerdo, ya que el capítulo agrícola sigue siendo un tema espinoso.

En las últimas horas, la presión ha crecido bastante. Desde Europa, los sectores rurales están haciendo oír su disconformidad, preocupados por cómo el acuerdo podría afectar sus negocios. Este descontento se tradujo en un “tractorazo” en Bruselas, donde agricultores y ganaderos bloquearon calles y mostraron su ira con manifestaciones que incluyeron disturbios y fuegos artificiales.

Giorgia Meloni y la llamada a Lula

Durante una conversación, Meloni le expresó a Lula que si puede esperar un poco más —una semana, diez días, o incluso un mes— Italia se alineará con el acuerdo. Esos fueron sus palabras, que Lula compartió públicamente. Ahora, él tiene la tarea de llevar esta solicitud a la mesa del Mercosur y ver qué decisión toman juntos.

Esto significa que, por el momento, la firma se retrasaría. En Europa, muchos legisladores, especialmente de Italia y Francia, están haciendo un fuerte llamado para que el acuerdo se frene. Su principal reclamo es que piden controles más estrictos sobre las importaciones de productos agrícolas, buscando proteger su industria local.

Tensión en Bruselas

Las negociaciones no solo están causando fricción político-económica, sino que también han propiciado una explosión social en Europa. Mientras se espera la firma el 20 de diciembre, las manifestaciones de agricultores en Bruselas subrayaron la desconfianza que existe hacia el acuerdo de libre comercio con el Mercosur.

En la protesta, los manifestantes usaron tractores para cortar el tráfico, arrojaron verduras y hasta fueron necesarios los gases lacrimógenos de la policía para controlar la situación. Este tipo de acciones reflejan la creciente resistencia, sobre todo en Francia e Italia, donde muchos temen por su competitividad y sus ingresos.

Además, hay un trasfondo político que genera preocupación en varios gobiernos europeos: el temor de que este descontento en el sector agrícola pueda ser capitalizado por fuerzas de ultraderecha.

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