Gestores de fondos de Wall Street apuestan nuevamente por acciones
Los gestores de fondos de Wall Street están dando un giro hacia las acciones, incluso en medio de un ambiente económico que muestra señales de preocupación. Esto lo confirma el último informe de Bank of America, que se dio a conocer en septiembre. La tendencia es clara: muchos están sintiendo que es momento de arriesgarse un poco más.
Para que te hagas una idea, las asignaciones en acciones han alcanzado su máximo en siete meses. La cifra de efectivo, que se sitúa cerca del 3,9%, refleja cierta prudencia y una falta de liquidez que no deja de ser interesante. Es como tener un pie en el acelerador y el otro en el freno.
Wall Street: Optimismo con cautela
Michael Hartnett, el estratega principal de Bank of America, dice que aunque hay un aire optimista, todavía no se llega a la euforia. Para que eso ocurra, el efectivo debería bajar por debajo del 3,7% o las posiciones en acciones deberían superar el 30%. Actualmente, un 28% de los gestores están favoreciendo acciones globales, lo que muestra confianza, pero todavía no al punto de marcar un tope en el mercado.
Este tono positivo se ha reflejado en los índices. El S&P 500, por ejemplo, alcanzó un nuevo máximo histórico recientemente, mientras que el Nasdaq ha encadenado seis marcas récord seguidas. Empresas importantes como Wells Fargo y Deutsche Bank han aumentado sus proyecciones para el S&P 500, impulsadas por sólidos resultados corporativos y el crecimiento de la inteligencia artificial.
Riesgos en el horizonte
A pesar de la buena racha, los riesgos siguen acechando. La recuperación que estamos viendo está muy centrada en las llamadas “Siete Magníficas”, y esto genera dudas sobre su sostenibilidad a largo plazo. Un 77% de los gestores anticipa un escenario de estanflación, que es cuando hay poco crecimiento, inflación alta y aumento del desempleo.
Esto resuena con lo que ha dicho JP Morgan sobre una “expansión sin empleo”, donde la debilidad en el mercado laboral a la vez alimenta expectativas de recortes de tasas y sostiene las valoraciones bursátiles. En este contexto, la confianza del consumidor en EE.UU. se ha deteriorado, alcanzando niveles bajos desde mayo. Esto viene de la mano con un incremento en las expectativas de inflación y el desempleo juvenil superando el 10%.
Aunque el consumo no se ha desplomado y las ventas minoristas sorprendieron al alza en agosto, algunos economistas están advirtiendo que factores como los aranceles y tensiones políticas podrían enfriar la recuperación. Así que hay que mantener la cautela y estar atentos a cómo se desarrollan los eventos en los próximos meses.