El mercado opta por no ser el último en dejar Argentina

El socio y director de Invecq Consulting, Santiago Bulat, analizó las causas de nuestra situación económica desde el ámbito financiero, sin dejar de lado el impacto que eso tiene en el día a día de las personas. Según él, el mercado ha decidido que ya no quiere ser el último en abandonar Argentina. Sin embargo, sugiere que si logramos asegurar el pago de los próximos vencimientos, podría haber un poco de alivio en el aire. No obstante, advierte que, en términos de actividad económica, “lo peor no ha pasado”, algo que choca con lo que dijo el presidente Javier Milei en un reciente discurso.

Bulat explica que, aunque el Gobierno intenta mostrar características positivas, como el superávit fiscal y de cuenta corriente en agosto, la realidad es diferente. En ocasiones, los flujos monetarios pesan más que los fundamentos económicos. Así, un flujo fuerte puede vencer a las buenas intenciones.

Hay dos claros “castigos” que el mercado está mostrando. Primero, cuando el Gobierno decidió dejar de acumular reservas. Eso fue un golpe que hizo que el riesgo país comenzara a aumentar en lugar de disminuir. Segundo, la salida de las letras de financiamiento, algo que, a su juicio, fue un error de “timing”. También se perciben tensiones internas en la política, dejando a los inversores con dudas sobre quién realmente toma las decisiones. El resultado en las elecciones de Buenos Aires tampoco ayuda. El mercado tiene muchas opciones a nivel global, y si siente que Argentina es riesgosa, se alejará.

La pregunta que todos se hacen es: ¿con qué se van a pagar los bonos de enero y julio? Con las reservas en descenso, Bulat afirma que el mercado no quiere ser el último en salir. Por eso, el Gobierno está buscando soluciones, como podría ser un préstamo del Tesoro de EE. UU., del que se está hablando.

Si llega a haber una señal clara de que se pagará el vencimiento de los bonos, eso podría frenar la “sangría” que está viviendo el Banco Central. Bulat menciona que actualmente, los bonos están cotizando alrededor del 40%, lo que genera un escenario donde el default es una posibilidad concreta. Si hay señales de que hay dinero para evitar el default, eso podría dar un empuje a los bonos en el mercado.

Sobre un posible nuevo esquema cambiario, Bulat es optimista. Incluso cree que será necesario, sin importar si hay o no un préstamo de EE. UU. Propone que podría implicar ajustes en las bandas cambiarias o una acumulación de reservas. Esto permitiría un tipo de cambio más equilibrado, aunque eso también podría tener efectos en la inflación.

Si bien el ministro de Economía asegura que se mantendrá el actual esquema, muchos se preguntan si, ante la fuga de capitales, no se animarán a ajustar las cosas antes de tiempo. Bulat especula que anunciar algo sobre el repago de los bonos podría ser solo una estrategia para mejorar las expectativas, pero no siempre significa que se ejecute.

En una charla informal, aseguró que el equilibrio en el tipo de cambio requeriría probablemente que este suba. El techo actual es de $1.475, pero recordemos que en 2018, el piso era de $1.700. Esto indica que hay un intento de sostener un tipo de cambio que, en realidad, debería ser más alto para el equilibrio de las cuentas del país.

Sobre el resultado electoral, plantea que aunque el Gobierno tiene chances de ganar más bancas, eso no les asegura la aprobación de leyes. Para eso, van a necesitar diálogo con la oposición. En la política, cuando hay signos de debilidad, los aliados pueden cambiar de actitud.

Finalmente, sobre si “lo peor ya pasó”, Bulat es claro: aún no. En términos fiscales, el ajuste más fuerte puede que ya se haya hecho, pero el daño se ha sentido en la vida de la gente. Sin embargo, en la actividad económica, la situación sigue complicada.

La reciente volatilidad del mercado podría estar abriendo la puerta a una nueva ronda de estrés en las tasas de interés. Y, aunque hay un consenso en que Argentina necesita mayor disciplina fiscal, sugiere que también deberíamos aplicar ese mismo criterio en temas cambiarios. La respuesta no es simple; con la situación actual, hay quienes consideran que un tipo de cambio más alto podría ser una necesidad, dado el nivel de productividad y confianza del país.

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