El Insólito Funeral del Papa Pío XII: Un Desenlace Inesperado
El papa Pío XII falleció en octubre de 1958, tras sufrir dos derrames cerebrales. Sin embargo, su funeral estuvo marcado por un desenlace inesperado: el pontífice explotó. Su médico, al intentar aplicar una polémica técnica de embalsamamiento, buscaba allanar el camino hacia la santidad del difunto, pero las cosas no salieron como se esperaba.
El primer derrame ocurrió el lunes 6 de octubre, seguido de otro el miércoles 8, lo que llevó al Papa a perder la consciencia. En sus últimas palabras, pidió oraciones para que la situación de la iglesia mejorara. Finalmente, fue declarado muerto en la madrugada del 9 de octubre en el palacio de verano papal de Castel Gandolfo.

Un Método Cuestionado
El Dr. Riccardo Galeazzi-Lisi, encargado de la salud del pontífice y de su funeral, aplicó un método de embalsamamiento poco convencional. Durante siglos, la incorruptibilidad de los cuerpos de personas santas se consideró un signo del favor divino. Galeazzi-Lisi esperaba que su técnica garantizara que Pío XII se convirtiera en San Pío. Sin embargo, el médico carecía de experiencia y conocimientos necesarios, lo que generó un resultado trágico.
El Proceso que Condujo a la Explosión
El médico empapó el cuerpo del Papa en aceites y lo envolvió firmemente en celofán, lo que creó un envoltorio sellado. Esta decisión provocó una acumulación de gases debido a la falta de métodos adecuados para prevenir la descomposición. Sin refrigeración y en medio del caluroso verano romano, el cuerpo comenzó a descomponerse. Tras cuatro días de velorio, el cuerpo fue desenvuelto y la cavidad torácica explotó, causando que la piel del pontífice se tornara verdosa y que partes de su cuerpo se desprendieran.
Los guardias suizos, que custodiaban el cuerpo durante el velorio, tuvieron que rotarse cada 15 minutos debido al hedor abrumador que emanaba del cadáver. Sin un embalsamamiento adecuado, el Papa liberó cantidades significativas de gases nocivos al aire.
Consecuencias del Insólito Evento
La inadecuada gestión del cuerpo del Papa Pío XII tuvo repercusiones inmediatas. Dos semanas después del funeral, Galeazzi-Lisi fue despedido como director de los Servicios de Salud de la Ciudad del Vaticano y expulsado de cualquier propiedad del Vaticano. A pesar de la controversia, el médico defendió su actuación, afirmando que no había traicionado ningún secreto profesional, ya que este termina con la muerte del paciente.
El funeral de Pío XII no solo fue un evento trágico, sino también un recordatorio de la importancia de los protocolos adecuados en el tratamiento de los cuerpos de figuras de alto perfil. La historia del Papa Pío XII sigue siendo un tema de conversación y reflexión sobre el respeto hacia la muerte y la dignidad en el proceso de despedida.
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