El impacto de los aranceles en la producción de iPhones
La empresa Apple tiene gran parte de sus operaciones en Asia, donde los costos de mano de obra son significativamente más bajos. Esto plantea la pregunta: ¿por qué seguir produciendo iPhones en China a pesar de los aranceles impuestos por el gobierno estadounidense?
Producir un iPhone dentro del territorio estadounidense implicaría una reestructuración casi completa de la cadena de suministros global, así como una inversión monumental en automatización y rediseño industrial. Diversos estudios han estimado que el costo de un dispositivo fabricado completamente en Estados Unidos podría oscilar entre 2,300 y 30,000 dólares.

Los costos de trasladar la producción
Si se implementaran los aranceles y Apple se viera obligada a trasladar sus operaciones sin contar con una infraestructura industrial adecuada, los costos se incrementarían de forma considerable. Esto no solo afectaría a la clase media; incluso los compradores con alto poder adquisitivo podrían decidir no invertir en artículos cuyos precios se eleva debido a cambios logísticos.
Aunque el diseño del iPhone se realiza en California, sus componentes se fabrican en distintos países. El ensamblaje se lleva a cabo principalmente en Asia, en plantas que emplean a más de 1.4 millones de trabajadores. Los materiales esenciales provienen de 79 países distintos, y solo una fracción mínima de los procesos industriales ocurre actualmente en Estados Unidos.
Desafíos de la automatización
Apple, con todos sus recursos, solo ha logrado automatizar una pequeña fracción del proceso de ensamblaje. Muchos de sus productos dependen aún del trabajo manual, y sus iniciativas de automatización son limitadas. Las fábricas automatizadas requieren maquinaria importada, lo que encarece la guerra comercial. Varias empresas han detenido la construcción de fábricas en Estados Unidos debido al incremento en el costo de estos equipos.
El caso de Foxconn como referencia
El frustrado proyecto de Foxconn para levantar una planta en Wisconsin es un claro ejemplo de los desafíos. A pesar de recibir miles de millones en incentivos, la iniciativa nunca logró concretar una instalación funcional, en parte por la escasez de personal especializado en la región. Esto se suma a la experiencia de TSMC en Arizona, que ha requerido la incorporación de trabajadores taiwaneses debido a la limitada disponibilidad de técnicos calificados en Estados Unidos.
En conclusión, trasladar la producción de iPhones a Estados Unidos no solo es una cuestión de política comercial; representa un desafío logístico y económico considerable que podría afectar tanto a la empresa como a los consumidores.