La automatización y la inteligencia artificial han planteado una pregunta crucial sobre el futuro del trabajo: ¿cómo podemos apoyar a aquellos que pierden sus empleos tradicionales? Este fenómeno se ha vuelto cada vez más evidente, especialmente tras los despidos masivos en empresas como Microsoft, IBM, Dell, Meta, Salesforce, PwC, UPS y Morgan Stanley. Estas decisiones reflejan un cambio significativo en la forma en que se concibe el trabajo en la actualidad.
Por ejemplo, Microsoft anunció la reducción de 6.000 empleos, lo que equivale a cerca del 3% de su plantilla. A esto se suman los 9.000 despidos de IBM y los 12.500 recortes en Dell, entre otros. Este patrón muestra que no se trata de eventos aislados, sino de una tendencia generalizada hacia la adopción de la inteligencia artificial para optimizar procesos y reducir costos operativos.
Los Desafíos de la Automatización
El impacto de estos recortes no se limita a roles técnicos como ingenieros o desarrolladores. También afecta a puestos administrativos, contables, operativos y otros roles que están siendo absorbidos por sistemas automatizados. Por ejemplo, Salesforce despidió 1.000 empleados mientras abría 2.000 nuevas vacantes para expertos en inteligencia artificial, lo que ilustra la paradoja de un mercado que, aunque expulsa mano de obra, también demanda habilidades más especializadas.
El informe Future of Jobs 2025 del Foro Económico Mundial destaca que, para 2030, se espera que se destruyan 92 millones de empleos y se creen 170 millones de nuevos puestos. Esto se traduce en un churn estructural del 22% de los 1.200 millones de empleos analizados, lo que significa que muchos trabajadores tendrán que adaptarse a nuevos roles o sectores impulsados por la tecnología.
Formación y Adaptación
Ante esta realidad, la formación continua se vuelve esencial. Los trabajadores que pierden sus empleos a menudo solo pueden encontrar nuevas oportunidades en oficios menos estables o en la economía informal. Sin embargo, aquellos con acceso a programas de upskilling pueden reubicarse en áreas tecnológicas. De acuerdo con el informe, de quienes requieren formación, 29 podrán capacitarse en su puesto actual, 19 transitarán hacia funciones diferentes dentro de la misma organización, mientras que 11 quedarán en riesgo sin programas adecuados de reconversión.
Particularmente preocupante es la situación de los recién graduados. Las universidades siguen formando profesionales en campos tradicionales, pero la demanda real se desplaza hacia perfiles híbridos que combinan habilidades técnicas y socioemocionales. Esta discrepancia genera brechas en la empleabilidad y situaciones de precariedad laboral.
La Necesidad de Colaboración
Frente a este contexto, la colaboración entre universidades y empresas se vuelve fundamental. Incluir en los planes de estudio materias como programación, ética de la IA y habilidades blandas es una necesidad urgente. Además, implementar un modelo de formación dual podría ayudar a cerrar la brecha entre la educación y las demandas del mercado.
Desde la perspectiva de políticas públicas, los gobiernos deben incentivar la formación continua a través de bonificaciones fiscales y subvenciones. Sin un acceso equitativo a la capacitación, la adopción de la inteligencia artificial podría aumentar la desigualdad y generar una fragmentación social significativa.
Es crucial que la adopción de la IA no se limite a un enfoque tecnológico. Debe ser un proceso que valore el capital humano y mantenga la cohesión social. Diseñar planes de upskilling personalizados y anticipar las necesidades de nuevos perfiles son pasos necesarios para convertir la disrupción en una ventaja competitiva sostenible.
La automatización y la inteligencia artificial nos llevan a cuestionar cómo acompañamos a quienes enfrentan la pérdida de sus empleos. Si logramos establecer sistemas de aprendizaje continuo y políticas laborales inclusivas, podemos transformar esta tecnología en un motor de innovación y crecimiento. Sin embargo, si no se toman las medidas adecuadas, el 22% de churn podría convertirse en una ola de desempleo estructural, afectando a la sociedad en su conjunto.
El verdadero desafío radica en hacer que el progreso tecnológico beneficie a todos, y en encontrar un equilibrio que permita un futuro laboral más justo y dinámico.
