El fantasma que inquieta a Wall Street y afecta al S&P 500

Durante casi un siglo, septiembre ha sido un mes de incertidumbre en Wall Street. Según datos del S&P Dow Jones Indices, el S&P 500 ha perdido en promedio un 1,2% en septiembre desde 1928, lo que lo convierte en el mes más conflictivo para las acciones estadounidenses.

Los antecedentes son claros. En 1873, la quiebra de Jay Cooke & Co. provocó un pánico bursátil que dio inicio a la Gran Depresión de ese siglo. Luego, en 1929, el índice alcanzó su pico el 3 de septiembre, justo antes del famoso desplome de octubre. Más recientemente, tras los atentados del 11-S en 2001, la Bolsa de Nueva York tuvo una caída abrupta en su reapertura. Y en 2008, perdió casi un 9% después del colapso de Lehman Brothers.

Las razones detrás del “efecto septiembre”

El efecto septiembre es uno de esos misterios que todos discuten en los mercados financieros. Muchos se han preguntado por qué este mes tiende a ser tan complicado. Aunque varios economistas han matizado esta tendencia, recordando que en más de la mitad de los septiembres desde 1928, el S&P 500 terminó en positivo. Sin embargo, las caídas, cuando suceden, suelen ser más agudas que en otros meses.

Elecciones y Fed: ¿un septiembre distinto?

Durante los años electorales en EE. UU., la historia muestra una ligera ventaja: el S&P 500 ha promediado un aumento del 0,3% en septiembre. Esto se relaciona con la expectativa de políticas más expansivas o estímulos fiscales.

En 2024, el mercado llegó a septiembre tras una corrección en el sector tecnológico, con el Nasdaq cayendo un 1,15% y el S&P 500 enfrentando cinco jornadas a la baja, su peor inicio de septiembre desde 2015. Además, el discurso de Jerome Powell en el simposio de Jackson Hole mantuvo a los inversores alerta. Todo esto sucede en un contexto donde los rendimientos del Tesoro están al alza y hay incertidumbres sobre la fortaleza de la economía estadounidense.

El factor político también tiene su peso. La expectativa por las elecciones presidenciales de noviembre y el debate acerca de los aranceles propuestos generan ruido adicional. Según CME FedWatch, el 61% de los operadores creía que habría un recorte de tasas de 25 puntos básicos en septiembre, mientras que un 39% apostaba por un recorte mayor, de medio punto.

¿Un respiro en sectores puntuales?

No todos los sectores sufren por igual en septiembre. Los datos históricos muestran que, mientras el S&P tiende a caer, los índices de energía suelen crecer un 1,6% en promedio en el 63% de los casos. Además, el oro tiende a avanzar un 0,56% los martes cuando su cotización supera la media móvil de 200 días.

Para los estrategas, esto sugiere una pista para los inversores: en un mes históricamente negativo para la renta variable, la energía y las commodities pueden representar un refugio y una oportunidad.

Más allá de estos factores coyunturales, septiembre ha ganado su fama por la acumulación de episodios críticos y por la memoria colectiva de los inversores. La percepción de riesgo tiende a intensificarse, ya que las pérdidas suelen sentirse “más del doble” que las ganancias. Así, la “maldición de septiembre” se ha consolidado como uno de los enigmas más comentados en Wall Street.

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