El ambicioso proyecto cripto de Facebook que fracasó
Millones de personas se volcaron a las criptomonedas buscando una independencia financiera. La ilusión de un sistema económico sin bancos y sin fronteras atrajo a muchos, y los gigantes tecnológicos no quisieron ser la excepción. Así fue como Facebook intentó convertirse en el pionero de esta revolución con un plan que prometía cambiarlo todo.
Sin embargo, el resultado fue muy distinto al esperado. Lo que comenzó como un proyecto audaz, respaldado por grandes corporaciones y con visibilidad global, terminó desmoronándose bajo el peso de las regulaciones y la desconfianza. Esta es la historia del tropiezo más grande de Meta en el apasionante mundo de las criptomonedas.
La historia de Libra/Diem: la criptomoneda de Facebook
En 2019, Facebook presentó a Libra, una criptomoneda diseñada para estar integrada directamente con WhatsApp y Messenger. El objetivo era nada menos que permitir pagos inmediatos, eliminando la necesidad de bancos o intermediarios. Con su masiva base de usuarios, la idea era que el uso de esta moneda se globalizara rápidamente.
Para darle vida a esta propuesta, Facebook contó con aliados de peso, como Visa, PayPal y Uber. La tecnología de blockchain prometía ofrecer seguridad, velocidad y escalabilidad. Pero la reacción de los reguladores fue inmediata, ya que veían en Libra una amenaza al control monetario de los Estados.
Con el avance de las críticas, los socios empezaron a despegarse. Intentando revivir el proyecto, Meta cambió el nombre a Diem y decidió enfocarse en monedas estables en lugar de seguir apostando por una moneda global. Pero ni este cambio logró convencer a las autoridades. La desconfianza se mantuvo, y en 2022, Meta vendió los activos por 200 millones de dólares a Silvergate Capital. El proyecto se apagó sin hacer ruido.
Una caída silenciosa del sueño de Zuckerberg
El intento de Facebook por liderar el ecosistema financiero descentralizado dejó una enseñanza clara: no alcanza con la innovación tecnológica cuando se enfrenta al poder de las estructuras tradicionales. Sin apoyo político, ni el respaldo de grandes corporaciones fue suficiente para sostener a Libra/Diem.
Este fracaso mostró que incluso las empresas más grandes deben adaptarse a un entorno donde la regulación tiene la palabra. Zuckerberg pretendía dar un golpe maestro en el mundo cripto, pero la resistencia gubernamental resultó ser más fuerte que su visión.