Desregular no es desproteger: El papel del profesional inmobiliario
En un entorno donde la confianza se ha vuelto un recurso escaso, la importancia de la palabra, el compromiso y el conocimiento se ha vuelto crucial en el sector inmobiliario. La reciente desregulación del mercado inmobiliario argentino ha sido recibida con entusiasmo por algunos, considerándola una vía hacia la libertad comercial. Sin embargo, esta apertura debe ir acompañada de una profunda reflexión sobre la calidad del servicio, la responsabilidad legal y la formación profesional.
Sin una adecuada supervisión, la desregulación puede dar paso a problemas que ya hemos observado en otros sectores: informalidad, falta de garantías y desprotección del consumidor. Por lo tanto, resulta esencial contar con profesionales capacitados que aseguren un servicio de calidad.

Tres perspectivas, una preocupación común
Desde distintas miradas, es fundamental abordar el impacto de la desregulación en el mercado inmobiliario:
- Martillero y corredor público: Como profesional que sigue las normas legales y éticas, es esencial garantizar una intermediación confiable.
- Empresario: Con más de 20 años de experiencia en el sector, he visto cómo la innovación y la tecnología pueden mejorar el servicio, pero no pueden sustituir la ética profesional.
- Licenciado en Administración: La formación académica me permite entender los cambios del mercado como desafíos que requieren estrategias sólidas y efectivas.
Desregular no puede significar desprofesionalizar
La existencia de una matrícula y la colegiación no deben ser vistas como obstáculos, sino como salvaguardias para el cliente y señales de madurez en el sistema. La proliferación de franquicias y asesores informales ha ampliado la oferta, pero también ha diluido la responsabilidad en las operaciones inmobiliarias.
Es fundamental preguntarnos: ¿quién se hace responsable de una operación mal cerrada? ¿Quién instruye a los clientes sobre las diferencias entre un boleto, una escritura o un fideicomiso? Estas son cuestiones que no se pueden improvisar.
El rol del empresario: Evolución con identidad
Como empresario en el sector inmobiliario, celebro la incorporación de innovaciones como la inteligencia artificial y el análisis predictivo. Sin embargo, la ética y la formación continua son insustituibles. La tecnología debe complementar la conciencia profesional, no reemplazarla.
En esta era, donde la confianza es esencial, el valor del compromiso y del conocimiento se vuelve más relevante que nunca.
Visión estratégica: Más allá de la transacción
Desde una perspectiva de administración empresarial, es importante reconocer que el objetivo no es solo realizar una venta, sino construir relaciones duraderas con los clientes. Estos buscan ser escuchados y guiados de manera informada y sensible.
El verdadero desafío no radica en elegir entre tecnología y profesionalismo, sino en elevar los estándares del mercado a través de la profesionalización, la transparencia y la coherencia entre lo que se promete y lo que se cumple.
Me expreso desde diferentes perspectivas, pero todos estos roles están interconectados en mi labor. Soy el martillero que respeta la ley, el empresario que analiza el mercado y el profesional comprometido con la formación continua. Esta diversidad de enfoques me permite afirmar que el camino hacia un mercado más justo es a través de la profesionalización.
Argentina necesita un mercado más libre, pero también uno más responsable. Esto no se logra eliminando a los profesionales capacitados, sino potenciándolos. La formación, la experiencia y la ética son el futuro del sector inmobiliario.
Si te interesa profundizar en el tema, te invito a explorar más sobre la importancia de los profesionales en el mercado inmobiliario. Comparte este artículo con quienes puedan beneficiarse y aplica este conocimiento en tus decisiones. La evolución del sector depende de nuestra capacidad de adaptarnos y profesionalizarnos. ¡Actuemos juntos hacia un mercado más ético y responsable!