El mercado de la construcción de viviendas en Argentina atraviesa una etapa crítica. A pesar de que los costos en dólares han aumentado considerablemente en los últimos meses, los precios de las unidades en pozo no han podido seguir este ritmo. En las zonas consolidadas de Buenos Aires, el precio por metro cuadrado promedia alrededor de u$s2.000, con algunos proyectos premium alcanzando los u$s2.500 o más. Sin embargo, esta inercia en los precios está generando preocupaciones sobre la viabilidad de nuevos desarrollos.
El costo de construir en la ciudad se ha duplicado en menos de un año, pasando de u$s700 a más de u$s1.400 por metro cuadrado, dependiendo de la calidad y tipo de proyecto. Esta discrepancia entre el costo de construcción y el precio de venta está reduciendo los márgenes de rentabilidad, lo que ha llevado a muchas desarrolladoras a pausar nuevos lanzamientos y concentrarse en finalizar proyectos en curso.
Desafíos y adaptaciones del mercado inmobiliario
En este contexto, los desarrollos solo son viables en escalas mayores, donde los compradores buscan inversión más que consumo. Aunque la demanda efectiva existe, el desafío radica en ajustar todas las variables del negocio para mantener el equilibrio. Según Santiago Levrio, director institucional de Alianza Urbana, el aumento en costos se debe principalmente a la recomposición salarial y a incrementos en materiales específicos como el aluminio y el vidrio, que se han disparado en comparación con otros insumos que muestran estabilidad o incluso deflación.
Esta situación ha llevado a una retracción de la oferta. Cuando los costos superan los precios de venta, la cantidad de proyectos se ajusta, lo que ya se refleja en las cifras. Los proyectos de mayor escala son ahora la norma, mientras que aquellos que no logran adaptarse sufren los efectos de un mercado en constante cambio.
Reacciones del sector ante los aumentos de costos
Desde una perspectiva financiera, Santiago Vitali, director de De.DE, explica que el aumento de costos se debe a la corrección macroeconómica y a la pérdida de eficiencia en la construcción. Con la eliminación de restricciones cambiarias y la normalización de precios relativos, muchas empresas han priorizado terminar las obras en curso en lugar de lanzar nuevos proyectos. Aquellos que pueden, esperan una recomposición de precios que aún no llega, mientras que otros se ven obligados a avanzar con riesgos.
Los desarrolladores que han revisado sus procesos y eliminado gastos innecesarios están mejor posicionados para enfrentar estos desafíos. No se trata solo del costo de la obra, sino de optimizar todo el ecosistema de desarrollo, desde aspectos legales hasta técnicos. Redefinir gastos y lograr más volumen es una estrategia posible, señala Vitali.
Perspectivas del mercado de la vivienda
En cuanto a los precios actuales, los especialistas coinciden en que el costo de construcción se sitúa entre u$s1.350 y u$s1.600 por metro cuadrado, mientras que el precio de venta en pozo ronda entre u$s2.000 y u$s2.500, dependiendo de la ubicación. Un departamento de dos ambientes parte de los u$s100.000, y uno de tres ambientes puede llegar a u$s150.000.
Ante este panorama, muchos desarrolladores buscan optimizar procesos, negociar con proveedores y mejorar la eficiencia. La flexibilidad en los planes de pago también se ha convertido en una herramienta clave. Los desarrolladores están más abiertos a propuestas personalizadas, lo que ayuda a cerrar proyectos en un entorno difícil, añade Vitali.
A pesar de las dificultades, hay oportunidades en el mercado. Entender el nuevo ciclo, ajustar las variables y anticiparse a los movimientos del mercado es crucial para mantener la actividad sin descuidar la rentabilidad. El desafío es sostener el negocio, adaptándose a un entorno económico en constante evolución.
Este es un momento crítico para el sector inmobiliario, y aquellos que se adapten a las nuevas realidades del mercado pueden encontrar formas de prosperar, incluso en tiempos difíciles.
