Control de la Legislatura bonaerense en disputa
Oficialmente, se está intentando poner un freno a las especulaciones dentro del peronismo sobre los posibles cargos. Una fuente cercana al oficialismo afirmó de manera categórica: “Nada de hablar de puestos en medio de este lío. La provincia enfrenta serios problemas por los recortes de Javier Milei y nuestra prioridad es la campaña. Después, en 15 minutos, solucionamos el tema con una simple ecuación matemática”. Con este argumento, buscan calmar la situación hasta que pasen las elecciones del 26 de octubre.
No obstante, en la práctica, la danza de nombres ya está en marcha. Existen algunas negociaciones discretas en los despachos y chats que usan los actores políticos en La Plata. La reciente elección fortaleció la imagen de Axel Kicillof dentro del oficialismo bonaerense, pero también inauguró un nuevo capítulo en la Legislatura. Allí, el gobernador y los intendentes intentarán trasladar el peso político que mostraron en las urnas a un parlamento donde otros sectores del peronismo buscarán mantener o incluso aumentar su influencia.
La Cámara baja
Dentro del peronismo, el Movimiento Derecho al Futuro (MDF) que Kicillof formó en conjunto con más de 40 intendentes, sindicalistas y movimientos sociales, pretende ganar terreno en ambas cámaras. Sin embargo, la mayoría de las bancas siguen en manos de La Cámpora, lo que anticipa negociaciones complicadas.
En la Cámara de Diputados, Fuerza Patria contaría desde diciembre con 39 legisladores: 11 del MDF, 18 del kirchnerismo (liderados por Cristina y Máximo Kirchner) y 10 del Frente Renovador que encabeza Sergio Massa. La primera discusión tras las elecciones girará en torno a la presidencia de esta cámara.
Desde que asumió como gobernador en 2019, Kicillof nunca había propuesto a nadie de su espacio para presidir la Cámara baja. Sin embargo, en su entorno admiten que esta vez “no quedará al margen de la discusión”. Algunos jefes comunales sostienen que tiene las condiciones para exigir ese cargo para su propio sector.
Entre los nombres que surgen, destaca Mariano Cascallares, intendente de Almirante Brown, conocido por su buena relación con los distintos sectores del peronismo y su experiencia política. Este nombre ya había circulado en 2023 como posible presidente de la Cámara, apoyado por el espacio que lideraba Martín Insaurralde.
Finalmente, en esa ocasión, se eligió a Alejandro Dichiara como presidente, en un acuerdo que estableció un sistema de rotación. Dichiara, del kirchnerismo, ocupó la presidencia durante los dos primeros años y luego se la cedió a Alexis Guerrera, del Frente Renovador.
El kirchnerismo también cuenta con figuras fuertes para proponer tanto para la presidencia de Diputados como para la jefatura de bloque. Se menciona a Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes y cercana a Cristina Fernández de Kirchner, como la principal opción para presidir. Mientras, Facundo Tignanelli podría continuar al mando del bloque.
Por el lado del massismo, prefieren esperar a después de las elecciones nacionales para hablar de la conducción de la Cámara. Aunque en lo privado reconocen que, llegado el momento, podrían apoyar la continuidad de Guerrera o, en su defecto, proponer a Rubén ‘Turco’ Eslaiman.
Desde el FR y el kicillofismo ya advierten que si La Cámpora logra la presidencia de la Cámara de Diputados, será difícil que retengan también la jefatura del bloque en ambas cámaras. Hay una resistencia a que todos los cargos clave recaigan en el kirchnerismo.
Un diputado con peso dentro del peronismo bonaerense reflexionó: “Es lógico que todos quieran la presidencia. Pero no creo que un solo sector consiga ese cargo y la jefatura del bloque”. Recordó que también están las vicepresidencias para discutir, que suman cuatro más.
Así las cosas, ningún sector por sí solo definirá la próxima conducción de la legislatura. Las decisiones se tomarán a través de alianzas entre dos de los tres sectores de Fuerza Patria —kicillofismo, kirchnerismo y massismo—, y eventualmente con acuerdos con la oposición. En este marco, el bloque de libertarios disidentes adquiere especial relevancia.
El Senado
En el Senado, el peronismo tendrá 24 de los 46 senadores, lo que le dará mayoría propia, aunque aún está lejos de los dos tercios necesarios para leyes clave, como las de endeudamiento.
La interna se siente también en este espacio: 6 senadores son del kicillofismo, 13 del cristinismo y 3 del Frente Renovador. Además, hay 2 senadores independientes, Mario Ishii y Marcelo Feliú, que podrían inclinarse hacia Kicillof o hacia Máximo según el tema que se discuta.
Un punto a clarificar será qué hará el ministro de Infraestructura, Gabriel Katopodis, recientemente elegido por la Primera sección. La suposición es que continuará en el Ejecutivo, pero de no asumir, esto modificaría la distribución de poder en el recinto.
La presidencia del bloque peronista también será objeto de disputa. Con la salida de María Teresa García, quien competirá como diputada nacional, el camporismo podría impulsar a Emmanuel González Santalla. Del massismo, figuran perspectivas como la de Malena Galmarini, ex titular de AySa, o el intendente de Bolívar, Marcos Pisano.
Más allá de la pelea por los cargos, hay una preocupación latente por la posible fragmentación del bloque oficialista. Un legislador electo se cuestionó si habrá un solo bloque, no descartando la posibilidad de una ruptura. El resultado electoral a nivel provincial y nacional jugará un papel crucial. “Una cosa es ganar por 10 puntos y otra por 4, especialmente si La Libertad Avanza recorta diferencias”, ilustró un actor político.
En este escenario, la discusión sobre el desdoblamiento propuesto por Kicillof podría generar divisiones dentro del bloque.
Sin embargo, más allá de la coyuntura inminente, las conversaciones también comienzan a mirar hacia 2027. Detrás de cada movimiento, se siente la competencia por el liderazgo del peronismo bonaerense y la capacidad de cada sector de mostrarse como el articulador de lo que vendrá.