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Cepa a los Bancos: Milei y la Disonancia entre Discurso y Acción

La política económica argentina ha demostrado nuevamente una disonancia entre el discurso y la acción. Bajo la retórica de un liberalismo puro, el presidente Javier Milei y su equipo, compuestos por ex operadores de Wall Street, han implementado medidas que, lejos de fomentar la libertad económica, refuerzan un control financiero intervencionista sobre el sistema bancario.

La Comunicación A 8302 del BCRA es un ejemplo claro de esta paradoja. Este endurecimiento del régimen de encajes, que obliga a las entidades a integrar parte de sus reservas con títulos públicos, representa una contradicción en un gobierno que proclama la desregulación. Se observa un manejo meticuloso de la economía, similar al de un trader defensivo, que busca controlar la volatilidad del dólar y la tasa de interés.

El debate alrededor de la Comunicación “A” 8302 del BCRA. Mariano Fuchila

Un Análisis Crítico del Contexto Actual

Taleb advierte que el peor lugar para un trader con suerte es aquel donde sus decisiones afectan a millones. Esta advertencia se hace relevante cuando el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del BCRA, Santiago Bausili, trasladan prácticas propias de las mesas de dinero a la política pública, replicando esquemas que fracasaron en 2018. El resultado de este cepo a los bancos es evidente: encarecimiento del crédito, contracción de la liquidez y una subordinación de la estabilidad financiera a objetivos cambiarios de corto plazo.

La narrativa oficial sugiere que el modelo libertario requiere una transición para corregir la pésima herencia legada por el peronismo. Sin embargo, las medidas implementadas son un claro ejemplo de intervencionismo selectivo en defensa de la estrategia cambiaria. El BCRA ha aumentado los encajes sobre depósitos, lo que permite que parte de estos se integren con bonos del Tesoro adquiridos en licitaciones especiales. Esto no solo limita la liquidez, sino que también refuerza la dependencia del sistema financiero del Estado.

Un Escenario Recesivo

El contexto macroeconómico es adverso. El Tesoro ha logrado renovar apenas el 61% de los $15 billones que vencían, y la incertidumbre electoral mantiene a los capitales en dólares. Ante la falta de instrumentos como las LEFIs, la estrategia del gobierno se limita a manejar tensiones a corto plazo. Este enfoque, como señala Taleb, es una estrategia frágil que parece robusta hasta que deja de serlo.

  • El aumento de encajes ha generado un faltante del 4.1% de los depósitos en pesos, obligando a las entidades a buscar $6 billones adicionales.
  • Caputo actúa como un trader gubernamental, manteniendo el mercado sedado mientras el modelo genera un daño social significativo.
  • El discurso de austeridad contrasta con las intervenciones cambiarias diseñadas para garantizar el rendimiento del carry trade.

La vulnerabilidad estructural persiste. El endeudamiento indexado en pesos, la caída de la recaudación y el encarecimiento del crédito refuerzan un escenario recesivo. La pregunta clave es qué sucederá cuando llegue el próximo shock económico. Las contradicciones entre las necesidades fiscal y monetaria son evidentes: la tasa de interés elevada aumenta el déficit fiscal y la caída de la recaudación por el desplome de las ventas.

El Futuro del Modelo Económico

El gobierno sostiene que las medidas actuales son un paso necesario hacia un modelo de libertad económica plena. Sin embargo, la historia reciente y la experiencia de los traders convertidos en funcionarios generan dudas sobre esta narrativa. El endurecimiento de los encajes y la intervención en el mercado cambiario no son ajustes técnicos, sino señales claras de un intervencionismo selectivo que busca mantener un equilibrio electoral y financiero, a costa del crédito y la actividad económica.

Las lecciones del pasado son claras. En 2018, un modelo similar colapsó, dejando un lastre de deuda y recesión. Hoy, con un margen de maniobra reducido y una confianza social más frágil, el riesgo de un desbarajuste superior es real. No solo enfrentaremos una nueva inestabilidad económica, sino que el costo recaerá en los sectores productivos, los ahorristas y los contribuyentes. Si la ficción se naturaliza como estrategia de gobierno, la próxima crisis no será solo financiera.

Es fundamental que todos los actores involucrados trabajen juntos para buscar soluciones que fortalezcan la economía, aseguren la estabilidad financiera y, sobre todo, garanticen el bienestar social. El futuro está en nuestras manos; actuemos con responsabilidad y visión de largo plazo.

Rafael Cockell

Administrador, con posgrado en Marketing Digital. Aproximadamente 4 años de experiencia en redacción de contenidos para la web.

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