Casi todas las empresas argentinas perdieron rentabilidad en 2023
El informe que se analiza destaca que 80 compañías, lo que representa el 89% de la cartera evaluada, mantienen un grado de inversión, mientras que 9 empresas se encuentran por debajo de ese umbral. Sin embargo, incluso entre las más sólidas, se han notado tensiones en este contexto complicado.
Según los datos de FIX, las diferencias entre categorías como AAA(arg), AA(arg), A(arg) y BBB(arg) se han agudizado, especialmente por el entorno operativo y la disponibilidad de capital de trabajo.
Las compañías mejor calificadas han logrado mantener márgenes positivos y niveles de cobertura de intereses adecuados, pero no han podido evitar la caída en rentabilidad ni el deterioro de algunos indicadores de flujo de caja. Por otro lado, las empresas con calificaciones más bajas se encuentran con márgenes cada vez más exigidos, algunos incluso negativos.
Uno de los puntos importantes del análisis es cómo han evolucionado los indicadores de apalancamiento y cobertura. Por ejemplo, la mediana de cobertura de intereses para la categoría AAA(arg) fue de 8,2 veces, lo que indica que, a pesar de los desafíos, estas empresas aún generan el flujo operativo suficiente para cumplir con sus obligaciones financieras. En contraste, aquellas en la categoría BBB(arg) vieron este indicador caer a 1,8 veces, lo que muestra una situación más apretada. Esto significa que cualquier cambio adverso, como un aumento en los costos energéticos o una baja en ventas, podría afectar su capacidad de pago.
La misma tendencia se observa en la relación de deuda: las empresas AAA(arg) tienen una mediana de 1,2 veces, mientras que las BBB(arg) se ubican en 2,0, lo que indica una mayor dependencia de la deuda y menos resiliencia ante crisis económicas.
Además, el año 2025 mostró un claro retroceso en la rentabilidad. Según FIX, la mediana de retorno para la categoría AAA(arg) era del 2,1% en 2022, pero cayó a -16,8% en 2025. Este cambio refleja no solo la caída económica, sino también el aumento de costos logísticos y la pérdida de competitividad en mercados externos.
A nivel general, el reporte indica que la mayoría de las empresas argentinas ha enfrentado un año de tensiones financieras significativas. Hasta las más sólidas, ubicadas en las calificaciones más altas, reportaron caídas en rentabilidad y flujos negativos.
A pesar de eso, aclaran que la estructura crediticia sigue relativamente estable, con un 89% de la cartera manteniendo el grado de inversión.
Sobre las expectativas para lo que queda del año y el siguiente, Cecilia Minguillón, de Finanzas Corporativas de Fix SCR, comentó que el contexto macroeconómico de 2025 fue muy complicado para las empresas con deuda a corto plazo. El aumento de la tasa de interés y la restricción del crédito impactaron especialmente a aquellas con menor liquidez. A medida que la inflación y las tasas vayan decreciendo, se espera un aumento en la intensidad de inversiones, principalmente en sectores como energía y minería.
El panorama entre las empresas
El informe menciona ejemplos de empresas como Aluar y Arcor, que han reportado márgenes negativos en sus flujos de fondos. Esto muestra que incluso las grandes compañías con ventas sólidas no han podido escapar de la combinación de caída en volúmenes de ventas y aumento de costos en dólares.
Aluar, con la calificación más alta AAA(arg), registró ingresos de $1.528.787 millones y un EBITDA de $167.779 millones, pero su flujo de fondos libre terminó en negativo, alcanzando -$391.119 millones. Este dato es relevante porque el flujo de fondos libre refleja la capacidad de una empresa para generar efectivo después de cubrir inversiones y necesidades operativas.
En un año donde los precios internacionales del aluminio no acompañaron y los costos energéticos se mantuvieron altos, Aluar enfrentó un desbalance entre su producción y los gastos necesarios para continuar su actividad. Sin embargo, su calificación sigue reflejando que su estructura de capital es manejable y cuenta con herramientas de financiamiento que le permiten mantenerse en el rango de riesgo mínimo.
Un panorama similar se observa en Arcor, también con calificación AAA(arg). La empresa alimenticia reportó ingresos de $4.297.042 millones y un EBITDA de $338.941 millones, aunque su flujo de fondos libre fue de -$165.736 millones, indicando el esfuerzo financiero que implicaron sus inversiones en un contexto de disrupciones en la cadena de suministro, aumento de costos de materias primas y una demanda interna irregular.
A pesar de tener indicadores operativos relativamente estables, las condiciones externas generaron presión sobre su liquidez.
En el sector energético, Pampa Energía S.A., parte del grupo AAA(arg), reportó ingresos de $1.957.997 millones y un EBITDA de $683.618 millones. Su resultado neto fue sólido, de $472.014 millones, pero también terminó con un flujo de fondos libre negativo de -$385.217 millones. Esta empresa opera en un entorno donde la volatilidad del tipo de cambio y las regulaciones añaden tensiones constantes sobre los flujos financieros.
Su calificación AAA(arg) refleja su posición de liderazgo, diversificación y baja exposición al riesgo crediticio, aunque el informe subraya que incluso las empresas fuertes enfrentaron un año complejo.
Por su parte, YPF S.A. continúa siendo otro de los casos más sensíveis a las fluctuaciones macroeconómicas. Con ingresos de $20.186.753 millones y un EBITDA de $4.794.247 millones, la petrolera estatal cerró el año con un resultado neto de $1.168.505 millones. Aun así, su flujo de fondos libre fue de -$1.292.292 millones, un indicador del volumen de inversiones necesarias para mantener la producción y sostener operaciones en un contexto de precios internacionales del petróleo variables y crecientes demandas de capital.
A pesar de conservar la calificación AAA(arg) y una perspectiva estable, el informe destaca que la fragilidad del contexto exige un manejo prudente de sus compromisos.
Más allá del grupo AAA(arg), se observan dinámicas variables según el sector. Compañías con calificaciones AA(arg), como Telecom Argentina y Central Puerto, mantienen perspectivas estables o positivas. Telecom, a pesar de tener tarifas inferiores a la inflación en varios momentos del año, sigue teniendo una calificación alta gracias a su escala y a la estabilidad de sus flujos, además de la expectativa de una recomposición gradual de tarifas.
Central Puerto, aunque opera en un segmento regulado, cuenta con contratos a largo plazo y una estructura financiera sólida que le permiten tener un panorama favorecedor incluso en situaciones difíciles.
En la categoría A(arg), empresas como Compañía General de Combustibles y Edenor mantienen perspectivas estables. Edenor sigue lidiando con el rezago tarifario y el aumento de costos, pero los ajustes regulatorios han mejorado algunos indicadores.
CGC se beneficia de su participación en proyectos de gas natural, pero la caída en márgenes y tensiones de liquidez son factores que se monitorean de cerca.
Finalmente, en la parte baja, las empresas D(arg), como Agrofina y Celulosa Argentina, enfrentan problemas de incumplimiento. Estos casos suelen estar asociados a modelos de negocio que han sufrido deterioros preexistentes.
El informe también se detiene en analizar cualitativamente los riesgos y estrategias corporativas. Se señala que la sostenibilidad de las métricas crediticias debería contemplarse en un horizonte de varios años, ya que las empresas pasan por ciclos de expansión y ajustes. Sin embargo, 2025 fue particularmente difícil debido a la combinación de inflación alta, consumo reducido y problemas de financiamiento. Esto limitó la capacidad de reacción de muchas empresas y obligó a repensar prioridades operativas, enfocándose en controlar gastos y gestionar el capital de trabajo.