caída de la actividad y despidos en el sector laboral
La industria ceramista en Argentina se encuentra en un colapso sin precedentes. Un claro ejemplo de esto es lo que ocurrió con Cerámica Cortines en Luján, que decidió despedir a 130 trabajadores en dos tandas de 65. La empresa invocó el artículo 247 de la Ley de Contrato de Trabajo, lo que le permitió pagar solo la mitad de las indemnizaciones. Sin embargo, los empleados aseguran que ni siquiera han recibido ese monto reducido, y desde hace días están bloqueando los accesos a la planta en protesta. Esta no es la primera vez que se oyen malas noticias; en abril pasado, ya habían solicitado un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC), que implicaba suspensiones, retiros voluntarios y una reducción del personal de hasta el 40%.
El impacto de esta situación es devastador para Luján, donde Cortines había sido un motor económico durante medio siglo. Ahora, la parálisis de la planta afecta a comercios locales, proveedores y muchas familias que dependen de esa actividad. La frustración en la comunidad se ha transformado en protestas, con acampes, cortes de ruta y una fuerte presencia policial en las inmediaciones.
ILVA y el antecedente de los 300 despidos
Y la realidad no se detiene aquí. A principios de septiembre, ILVA Porcellanato cerró su planta en Pilar y despidió a sus 300 empleados bajo condiciones similares: utilizaron el artículo 247 y pagaron solo la mitad de las indemnizaciones. Para colmo, la empresa ni siquiera se presentó a las audiencias convocadas por el Ministerio de Trabajo de Buenos Aires, lo que empeoró la tensión.
Los trabajadores de ILVA llevan casi un mes acampando frente a la fábrica, denunciando que la empresa no cumple con los pagos prometidos y, además, ha lanzado búsquedas laborales para cubrir los mismos puestos, pero bajo condiciones precarias. Esto incluye salarios más bajos, falta de antigüedad y contratos temporales, lo que ha llevado a los gremios a calificar esto como un intento de “reemplazo a bajo costo”, un fenómeno que podría volverse común en el sector.
La situación es particularmente alarmante, ya que ILVA había realizado recientemente inversiones en maquinaria de última generación. Esto genera dudas sobre si el cierre es realmente consecuencia de una crisis estructural o si es parte de una estrategia de reducción de costos y reestructuración laboral.
Cerro Negro, Alberdi y el efecto dominó
En Olavarría, por ejemplo, Canteras Cerro Negro cortó 96 puestos de trabajo y sigue buscando reducir aún más su planta. En algunos casos, aplicaron suspensiones del 80% del salario durante 60 días, pero no lograron recuperar los niveles de producción anteriores. Por su parte, Cerámica Alberdi también ha implementado suspensiones y ha optado por pagar el aguinaldo en cuotas. En Cerámica Piú, en Tigre, ya hubo 15 despidos, y se estima que se podrían alcanzar los 40. Todas estas empresas se basan en la misma figura legal, que les permite indemnizaciones reducidas.
Los gremios alertan que más del 90% de la industria ceramista está en crisis, lo que trae consigo profundas consecuencias sociales. Miles de familias ven amenazados sus ingresos en un momento en que la construcción está en picada y la obra pública prácticamente parada.
Causas estructurales y horizonte incierto
La caída en las ventas es nota clave de esta crisis. Documentos internos de Cortines indican que la producción pasó de 11,1 millones de metros cuadrados en 2021 a apenas 4,8 millones en 2024, un descenso del 57%. Este año, solo se produjeron 850.000 metros, lo que anticipa un escenario aún más crítico.
Los indicadores del sector de la construcción lo confirman. El Índice Construya (IC) mostró en agosto una baja del 5,5% interanual en las ventas de insumos y un retroceso del 8,6% respecto de julio. Según el Grupo Construya, la recuperación que se veía en 2024 se ha visto interrumpida por el aumento de tasas de interés, la desaceleración de la obra pública y el encarecimiento de créditos.
Al mismo tiempo, la apertura de importaciones y el aumento de costos internos intensifican las presiones sobre las empresas, que trasladan este ajuste a sus trabajadores. Los sindicatos creen que el uso masivo del artículo 247 busca consolidar un esquema de indemnizaciones a la baja, abriendo la puerta a contrataciones precarias.
El impacto va más allá del sector ceramista. En localidades como Luján, Pilar y Olavarría, el cierre de plantas afecta directamente a la economía regional, desde pequeños comercios hasta transportistas, proveedores y profesionales vinculados a la construcción.
Un sector en emergencia
Los trabajadores advierten que la situación es peor que durante la pandemia y que, sin una intervención estatal más firme, la industria ceramista podría enfrentar un vaciamiento irreversible. En Cortines, ya se anticipa una tercera tanda de despidos para octubre, y los gremios emiten alertas sobre un posible efecto cascada que podría desencadenarse en otras fábricas.
Por el momento, la respuesta del gobierno se limita a audiencias de conciliación, muchas veces ignoradas por las empresas. Sin un cambio en la demanda o políticas industriales activas, la crisis seguirá extendiéndose.
El futuro de la cerámica argentina, identidad de industrialización y empleo en el interior bonaerense, queda en el aire. Mientras tanto, los despidos se multiplican y los conflictos sociales aumentan, paralelamente a las persianas que se cierran.