Buscamos paz con libertad, soberanía e independencia

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, volvió a hacer ruido tras la entrega del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado, una líder opositora que se encuentra en la clandestinidad. Aunque no la nombró directamente, afirmó que “un 90% de la población repudia a la bruja demoníaca de la Sayona”. Su discurso dejó claro que, a pesar del galardón, para él hay que buscar la paz con libertad, soberanía e independencia, no la “paz de las ruinas de Gaza ni la paz de la muerte”.

Maduro dejó un mensaje contundente: “Si quieren la paz, prepárense para ganarla”, y añadió que aquí no quieren ser “esclavos de los gringos”. Estas declaraciones se dieron durante un acto en conmemoración del Día de la Resistencia Indígena. En esa ocasión, también habló sobre la presencia de fuerzas estadounidenses en el Caribe, que buscan combatir el narcotráfico. Para él, solo un “frente militar, policial y popular” puede defender al país del “imperialismo estadounidense”.

María Corina Machado ganó el Premio Nobel de la Paz 2025

La noticia del Nobel a Machado resonó en todo el mundo, aunque dentro de Venezuela la situación sigue marcada por la represión tras las elecciones del 28 de julio, donde la oposición denunció un fraude evidente.

Este reconocimiento fue otorgado “por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo venezolano y por su lucha por una transición justa y pacífica”. Este domingo, Machado expresó que el “próximo premio será la libertad” para su país, remarcando que el galardón es para quienes nunca se rinden y eligen la libertad como camino hacia la paz, incluso cuando las circunstancias ponen presión hacia el odio.

Machado fue reconocida ante todo por sus esfuerzos por impulsar la democracia en Venezuela. Sin embargo, no solo la democracia venezolana se encuentra en crisis; a nivel mundial, se observa un retroceso. La democracia, entendida como el derecho a la libre expresión, al voto y a la representación en los gobiernos, es crucial para construir una paz duradera tanto dentro de los países como entre ellos, según argumentó la Academia de Noruega.

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