Bancos refuerzan controles por aumento de morosidad

En los últimos días, muchos clientes bancarios recibieron mensajes como este: “Queremos ayudarte, por eso te ofrecemos la posibilidad de financiar el total de tus consumos que todavía no vencieron”. Este tipo de comunicación no es un hecho aislado; es una respuesta de los bancos ante un problema que preocupa: el aumento de la morosidad en las familias argentinas, que se debe a la caída del salario real y al aumento de las tasas de interés. En este contexto, las entidades financieras han comenzado a implementar estrategias de “alerta temprana” para gestionar esta situación.

De acuerdo con datos del Banco Central de la República Argentina (BCRA), en junio, el índice de morosidad del sistema financiero llegó al 5,2%, un nivel similar al que se registró durante la pandemia. Además, la consultora EcoGo, liderada por Marina Dal Poggetto y Sebastián Menescaldi, indicó que los incobrables en las carteras de los bancos casi se duplicaron, pasando del 7,4% en noviembre de 2023 al 14,2% en junio de este año. Esto implica que en las entidades no bancarias, el 14,2% también se encuentra en situación de morosidad.

Este aumento en la morosidad ya está afectando la concesión de créditos. Los bancos se están mostrando más cautelosos y selectivos al aprobar nuevos préstamos. Algunas entidades están experimentando con nuevas estrategias para contener la morosidad. Las opciones incluyen la refinanciación de saldos de tarjetas de crédito y la posibilidad de acceder a préstamos personales con tasas más competitivas, algo que está siendo evaluado por ciertos bancos.

La morosidad de acuerdo a las líneas

La morosidad ha pasado por distintas etapas en los últimos años. Al principio, con el cambio de gobierno de Javier Milei y la suba del tipo de cambio, se produjo un aumento en los niveles de incobrabilidad. Sin embargo, con el crecimiento del crédito, la morosidad disminuyó. Pero desde febrero-marzo de este año, ha vuelto a aumentar, saltando del 2%/2,5% al 5% en todo el sistema, según indican desde el sector bancario.

Aún así, es importante detallar la situación en cada segmento. Actualmente, no se registran problemas de morosidad en créditos hipotecarios ni en clientes corporativos. En este último caso, el aumento de las tasas ha llevado a muchas empresas a evitar nuevas deudas. Donde sí ha aumentado la morosidad es en los préstamos personales y consumos en tarjetas de crédito. De hecho, los créditos al consumo han caído en los meses de junio y julio, aunque en agosto se observó un ligero repunte. Esta caída está relacionada con la desaceleración del consumo y las crecientes dificultades de los hogares para cumplir con sus compromisos financieros.

En términos macroeconómicos, la deuda de las familias respecto al Producto Bruto Interno (PBI) alcanzó el 5,35%, acercándose al récord de 6,25% que se registró en enero de 2018. La situación es aún más compleja en el crédito no bancario, donde EcoGo reporta que la morosidad pasó del 2,9% en diciembre de 2023 al 5,2% en junio de 2024, con picos que alcanzan el 39,6% de irregularidad en ciertas carteras de banca digital y entidades no tradicionales.

El impacto de la suba de tasas y el “revolving” en las tarjetas de crédito

El salario ha dejado de crecer. En las tarjetas de crédito, las tasas siguen siendo elevadas, aunque todavía no se refleja completamente el aumento de los intereses en el sistema de “revolving”. Esto significa que el gasto real empieza a pesar más en los hogares. Los bancos más grandes, que tienen una mayor exposición a clientes individuales, muestran los niveles de morosidad más altos, llegando hasta un 6%.

El “revolving” bancario se refiere al uso de la tarjeta de crédito que, al llegar el resumen, no se paga en su totalidad, o se opta por el pago mínimo. El monto pendiente se financia automáticamente al mes siguiente, sumando intereses. Desde mayo de 2024, con la Comunicación “A” 8026 del Banco Central, los bancos tienen libertad para fijar la tasa de este financiamiento, sin un tope regulatorio. Durante la pandemia, el BCRA había limitado el “revolving” a una tasa máxima de 122% anual para saldos de hasta $200.000, en un intento de contener la morosidad que alcanzó niveles récord en ese momento.

Un alivio parcial para los deudores es que la subida de tasas en el “revolving” tiene un efecto diferido; el impacto real se nota tres meses después de que se ajusta la tasa de referencia del sistema. A pesar de esto, los bancos están preocupados por la situación. Aunque la morosidad todavía no afecta gravemente sus balances, están siendo más proactivos en el seguimiento de clientes, ofreciendo alternativas de financiación más adaptadas y limitando la exposición a riesgos altos. Como dicen algunos en el sector: “Debemos ser responsables a la hora de otorgar crédito, ya que con estas tasas, muchos que toman financiamiento están ajustados y, en numerosos casos, no podrán pagar.”

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