Avances en el petróleo y posibles incautaciones de barcos en el Caribe
Estados Unidos ha intensificado su estrategia de presión sobre Venezuela, tomando medidas para interceptar nuevos buques que transportan petróleo venezolano. Esta decisión llegó después de la captura de un primer barco en aguas internacionales, un hecho sin precedentes desde que comenzaron las sanciones en 2019. En el marco de esta ofensiva, el ambiente se ha vuelto más tenso, en especial con una creciente presencia militar estadounidense en el sur del Caribe.
La incautación del primer barco llevó a muchas empresas del sector marítimo a reconsiderar sus operaciones. Al conocer el riesgo de ser interceptados, algunos armadores y operadores han decidido no zarpar desde puertos venezolanos en los próximos días. Esta inquietud se ha extendido y varias fuentes del sector han indicado que podrían haber nuevas incautaciones en el futuro, incluyendo buques que transportan petróleo de otros países sancionados, como Irán.
Venezolanos saben que la situación es delicada. La compañía estatal PDVSA no se ha pronunciado sobre este tema, mientras que el gobierno de Nicolás Maduro ha denunciado públicamente la incautación como un “robo”.
La postura oficial de EEUU
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, evitó entrar en detalles sobre futuras acciones, aunque reafirmó el compromiso de seguir con las sanciones. Declaró que no se quedarán “de brazos cruzados” mientras barcos sancionados navegan con petróleo del mercado negro, cuyos beneficios alimentan al narcoterrorismo.
Además, se mencionó que Estados Unidos ha elaborado una lista de petroleros adicionales que podrían estar bajo vigilancia para futuros operativos, con planificación por parte del Departamento de Justicia y el Departamento de Seguridad Nacional desde hace varios meses.
Impacto económico y nuevas sanciones
Un posible recorte o interrupción en las exportaciones de petróleo afectaría gravemente las finanzas del gobierno de Maduro, ya que el crudo es su principal fuente de ingresos. En paralelo, el Departamento del Tesoro ha sancionado a seis superpetroleros que fueron identificados como involucrados en el transporte de crudo desde Venezuela recientemente. También se incluyó en la lista a cuatro ciudadanos venezolanos, entre ellos tres familiares de la primera dama Cilia Flores.
Cabe destacar que la incautación se dio a raíz de que Estados Unidos realizó más de 20 operaciones armadas en el Caribe y el Pacífico en los últimos meses, resultando en más de 80 muertes. Este tipo de acciones han generado críticas, ya que algunos especialistas opinan que podrían ser consideradas ejecuciones extrajudiciales, aunque Washington defiende que están actuando contra organizaciones narcotraficantes catalogadas como terroristas.
Desde Caracas, Maduro ha manifestado que el despliegue militar estadounidense tiene un objetivo claro: derrocarlo y apoderarse de los recursos petroleros de Venezuela, país miembro de la OPEP.
La “flota fantasma” y el vínculo con China
La nueva estrategia de Estados Unidos se centra en lo que se conoce como la flota fantasma, que son buques que han estado transportando petróleo sancionado hacia China, el principal comprador del crudo venezolano e iraní. Según fuentes del sector, algunos barcos han realizado trayectos alternados entre Irán, Venezuela y Rusia, evadiendo los controles internacionales.
La captura del petrolero Skipper resultó en la suspensión temporal de al menos tres cargamentos, que sumaban cerca de 6 millones de barriles de crudo Merey, el principal producto de exportación venezolano. Muchos ejecutivos en el mercado petrolero han comentado que los cargamentos estaban listos para zarpar hacia Asia cuando se produjo la intervención.
La incursión militar de EEUU en Venezuela
Las fuerzas estadounidenses han estado monitoreando tanto los buques en navegación como aquellos en puertos venezolanos, esperando el momento preciso para actuar. Antes de la captura del Skipper, la vigilancia se intensificó en zonas cercanas a Venezuela y Guyana.
Desde la Casa Blanca, se comunicó que el barco capturado será llevado a un puerto estadounidense, donde se llevará a cabo un proceso judicial formal para confiscación de la carga. Las futuras incautaciones dependerán de la capacidad de los puertos para recibir estos barcos, muchos de los cuales son antiguos y cuentan con estructuras societarias poco claras.
En este contexto, el gobierno venezolano ha calificado la incautación como “un acto de piratería internacional”, pero varios expertos en derecho marítimo han rechazado esa interpretación. Según ellos, como la captura fue aprobada por Estados Unidos, no puede ser considerada piratería en el sentido legal.