Alerta por empleo, crédito y aumento de costos logísticos

El Ministerio de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica de la provincia de Buenos Aires, encabezado por Augusto Costa, publicó el Monitor Productivo de julio. El dato más importante es que la actividad económica en la provincia cayó un 0,8% en comparación con el mes anterior. Aunque comparando con el año pasado hay un crecimiento del 3,3%, aún estamos un 2% por debajo de los niveles de 2023, lo que indica que la recuperación nos sigue eludiendo.

En el norte y la búsqueda de asistencia a las industrias locales

En Catamarca, la Secretaría de Industria y Comercio presentó un informe sobre el impacto de la apertura comercial. Según Lourdes Sosa Cano, la reducción de aranceles, el auge de importaciones a través de courier y la disminución del Impuesto PAIS al 7,5% han generado competencia desleal en sectores como el textil, electrodomésticos y metalurgia. El informe revela que la producción textil ha disminuido un 30% interanual, con una caída del 4,7% en el empleo de empresas pequeñas y medianas, y un 42% de la maquinaria instalada está inactiva.

Sosa Cano destacó que “la industria catamarqueña no necesita protección por debilidad, sino por su rol estratégico en el desarrollo federal y la generación de empleo genuino”. Frente a esto, uno de los desafíos más importantes es reducir los costos logísticos, que afectan especialmente a las economías alejadas de los principales centros de consumo. Los programas provinciales buscan atenuar el impacto inmediato, pero sin cambios en la política nacional, “será difícil sostener el entramado local”.

Entre las medidas adoptadas, Catamarca lanzó un Programa de Emergencia Textil, que ofrece hasta $200.000 por trabajador registrado durante seis meses, siempre y cuando las empresas mantengan sus plantillas. Además, se están promoviendo campañas de consumo local y controles conjuntos con el Ministerio de Trabajo. El gobierno provincial acompaña estas iniciativas con planes a mediano plazo, como la Ley Provincial N.º 2968 de Desarrollo Industrial, que brinda beneficios impositivos y exenciones de hasta el 100% en los primeros cinco años para compañías que realicen inversiones productivas.

Los datos del INDEC indican que en julio las importaciones alcanzaron u$s6.738 millones, un aumento del 17,7% interanual. En Catamarca, más del 80% de las empresas textiles del NOA enfrentan serios problemas de productividad. Tres empresas se vieron especialmente afectadas: COTECA cerró su hilandería, TN Platex despidió a 29 trabajadores y Algodonera del Valle aplicó suspensiones.

En tierra bonaerense

El panorama en Buenos Aires presenta similitudes. El Monitor Productivo señala que la presión de importaciones afecta a la industria del calzado, la metalurgia y la producción de electrodomésticos, y el empleo industrial sigue por debajo de los niveles de 2023. Por otro lado, la construcción ha crecido un 22% en la extracción de minerales y un 3,8% en despachos de cemento, aunque todavía enfrenta un déficit de trabajadores.

Eduardo Fernández, representante de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas (pymes), resaltó que la situación actual mezcla recesión, falta de crédito y competencia importadora. “El futuro es sombrío. El crédito, que era un motor del mercado interno, hoy está totalmente descartado tanto para consumo como para financiamiento de las empresas”.

Según Fernández, la alta tasa de encajes bancarios, que llegó al 53,5%, y del encaje de bonos al 18,5% en agosto, hace que las tasas sean imposibles de afrontar. Además, subrayó que la política monetaria actual ha eliminado al crédito como motor del consumo interno. Recuerda que durante la pandemia se perdieron 155.000 puestos de trabajo, y en los últimos 18 meses se sumaron otros 250.000. “Las Pymes están en una situación límite: no quieren despedir, pero no pueden mantener a todo el personal. Detrás del cierre de cada empresa hay historias familiares y economías regionales que desaparecen”.

Fernández comparó la situación con la crisis de 2001: “Cuando se sinceren las cifras y se mida la economía real, encontraremos un desastre comparable al de aquel entonces. Hoy el país está destruyendo empleo y cerrando empresas que tardaron décadas en consolidarse”.

El Observatorio Pyme también comparte esta preocupación con datos que muestran que el 70% de las más de 400 empresas relevadas mantuvieron su producción constante o en baja en el último trimestre, con una caída promedio del 1,3% interanual. La debilidad de la demanda se ha convertido en el principal problema para el 68% de las firmas, un número que supera ampliamente el promedio histórico.

Desde Buenos Aires, Augusto Costa remarcó que la combinación de importaciones baratas y la falta de financiamiento afecta a sectores que habían logrado sostenerse en medio de la recesión. “La industria local necesita previsibilidad macroeconómica y políticas activas para mantener la producción, porque de lo contrario la pérdida de miles de empleos en la región se vuelve una amenaza real”.

Por su parte, Lourdes Sosa Cano reafirmó que el desafío no se limita a subsidios o transferencias temporales, sino a crear condiciones estructurales que reduzcan los costos logísticos y aseguren la competitividad de la producción en el largo plazo.

Madereras también en problemas

El sector maderero enfrenta uno de sus momentos más críticos de las últimas décadas, nuevamente por el impacto de las importaciones. Según un estudio de la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA), aunque la actividad industrial general creció un 5,5% en diciembre de 2024, la industria foresto-industrial cayó un 13,7% en términos acumulados. En muebles y colchones, se registró un incremento interanual del 52,9%, pero esto se debe a la base excepcionalmente baja de diciembre de 2023, cuando la actividad llegó a su mínimo histórico. El balance anual muestra una caída del 17,8%.

Fernando Couto, director ejecutivo de FAIMA, alerta que muchas industrias del sector operan al 40% de su capacidad instalada. La contracción del consumo y la paralización de la obra pública han reducido drásticamente la demanda de madera. “El consumo se ha contraído de forma alarmante, la obra pública está detenida y exportar desde el interior del país es cada vez más costoso”.

La falta de acceso al crédito, los altos costos logísticos y la presión tributaria añaden complejidad a la situación. Couto menciona que exportar desde provincias lejanas a puertos implica recorrer hasta 1.200 kilómetros, lo que suma tarifas portuarias y cargas impositivas que restan competitividad. El 80% de las empresas registradas en FAIMA son pymes con menos de 50 empleos, muchas de ellas familiares, que desempeñan un papel crucial en las economías regionales. “Cada planta que cierra es una comunidad que pierde oportunidades”.

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