Aerolínea de bajo costo se declara en bancarrota por deudas
La industria aérea en Estados Unidos está pasando por una fuerte turbulencia. Desde 2020, una famosa compañía de bajo costo, conocida por ofrecer pasajes económicos, ha enfrentado serios desafíos que la llevaron a la bancarrota. La combinación de una demanda baja, precios ajustados y una deuda de miles de millones resultó letal.
Los problemas comenzaron durante la pandemia, cuando la cantidad de pasajeros se redujo drásticamente. En 2024, la situación se complicó aún más con el aumento de precios del combustible y la feroz competencia del sector. Así, Spirit Airlines, una de las aerolíneas low cost más populares, no pudo sobreponerse y se declaró en quiebra.
La crisis ha dejado a Spirit Airlines con pérdidas millonarias, y su intento de recuperar la rentabilidad fue en vano. A pesar de que en algunos momentos el tráfico aéreo parecía estabilizarse, la compañía no logró adaptarse a los altos costos operativos. Su modelo de negocio, que antes era exitoso por ofrecer tarifas reducidas, ya no era suficiente.
La deuda acumulada aumentó sin control, y sin nuevos aportes de capital o rescates, la situación se volvió insostenible. Las aerolíneas tradicionales, con rutas reforzadas, y otras low cost más flexibles han acentuado la competencia, cerrando el cerco alrededor de Spirit.
Pérdidas de millones: ¿qué pasó con Spirit Airlines?
El anuncio de bancarrota resalta años de dificultades. Spirit Airlines no pudo recuperar su rentabilidad, y las pérdidas seguían acumulándose. La combinación de altos gastos operativos y una falta de clientes se volvió una trampa de la que no pudo escapar.
El crecimiento de su deuda fue exponencial. En un mercado cada vez más competitivo, la empresa no logró mantener su posición. Aerolíneas tradicionales y otras low cost aprovecharon la oportunidad para fortalecer sus rutas, incrementando aún más la presión sobre Spirit.
Miles de auxiliares suspendidos y rutas cerradas
La quiebra afectó directamente a los trabajadores. Alrededor de 1.800 auxiliares de vuelo quedaron suspendidos, y varios aeropuertos donde Spirit operaba notaron una reducción significativa en su actividad. Además, el cierre de múltiples rutas en EE. UU. complicó la vida de los empleados y de los pasajeros que ya tenían pasajes comprados.
Desde la empresa afirmaron que los boletos adquiridos seguirán validos y están buscando alternativas para reubicar a los pasajeros afectados, aunque será un proceso que tomará tiempo y ajustará muchas expectativas. El futuro de Spirit Airlines ahora dependerá de una reestructuración judicial y la posibilidad de encontrar nuevos compradores o socios dispuestos a invertir. Por ahora, la compañía seguirá operando de manera limitada, intentando sobrevivir en uno de los episodios más difíciles de su historia.