En el corazón de Buenos Aires, sobre la calle Suipacha 940 en Retiro, se encuentra un singular inmueble conocido como el petit hotel. Este edificio no solo destaca por su impresionante fachada, sino también por ser uno de los más angostos de la ciudad. Construido hace 117 años por el arquitecto italiano Bernardo Milli, su historia y diseño lo convierten en una joya arquitectónica que merece atención.
Con un estilo Art Deco que refleja influencias francesas, el petit hotel cuenta con una distribución que abarca 600 m² en la planta baja, primer y segundo piso, además de 200 m² en el subsuelo, sumando un total de 800 m². La propiedad incluye una magnífica escalera de roble y un ascensor jaula de época, perfectamente conservado desde su inauguración en 1908, lo que añade un toque de nostalgia y carácter al lugar.
Detalles de la Propiedad
El edificio presenta características únicas, como pisos de roble eslavonia, boiserie en las paredes y molduras decorativas en los techos, todo en excelente estado. Las aberturas se mantienen en su estado natural, sin tintes ni pinturas esmaltadas, preservando su esencia original. Con un frente de 6,23 metros y un fondo de casi 27 metros, actualmente se ofrece a la venta por u$s 1.500.000.
Uso Actual y Potencial
Actualmente, el petit hotel está habilitado para uso comercial y profesional. Desde 2018, alberga un centro de neurociencias, gracias a un propietario que lo adquirió y lo recicló manteniendo su identidad. La restauración respetó materiales originales como mármol y pisos de madera, modernizando las instalaciones para cumplir con los estándares actuales sin perder su encanto histórico.
Para su uso como vivienda, se requerirían algunas adaptaciones, como la instalación de baños adicionales. Sin embargo, la propiedad tiene un alto potencial para convertirse en un hogar o adaptarse para otros usos, como centros de salud, cafeterías, librerías o embajadas.
Historia del Inmueble
La historia del petit hotel es rica y variada. Originalmente, la propiedad era una vivienda que se extendía por tres pisos, mientras que el subsuelo se utilizaba con diversos fines. En la década de 1990, se adquirió para un centro odontológico, y en 2018 pasó a manos de un médico neurólogo que realizó una restauración cuidadosa. A lo largo de los años, sus propietarios han respetado la historia del edificio, realizando mejoras que destacan su arquitectura.
Construido por la familia Meneguzzi como vivienda particular, el edificio ha sido habitado por ellos hasta 1990. Situado en una zona de alto valor patrimonial, rodeado de edificios históricos como la Cancillería y el Palacio Paz, el petit hotel debe conservar su fachada sin alteraciones. No obstante, el interior puede modificarse según las necesidades del futuro propietario, lo que abre un abanico de posibilidades.
Además, este reconocimiento patrimonial ha permitido al inmueble recibir apoyo económico y beneficios fiscales para su restauración y preservación, asegurando que esta joya arquitectónica continúe siendo parte del patrimonio cultural de la ciudad.
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