casi la mitad del gasto primario se financia con aportes

La fórmula de ajuste de las jubilaciones y pensiones que se realiza con dos meses de atraso está generando un cambio notable en cómo se distribuye el gasto público. Cada vez el sistema previsional toma más protagonismo. Esto pone en evidencia que, aunque haya una intención de recortar gastos, la situación es más compleja y no se trata de una reforma estatal a fondo.

Un informe reciente de la Asociación Argentina del Presupuesto y las Finanzas Públicas (ASAP) señala que entre enero y noviembre, el gasto en jubilaciones creció 8,8 puntos en comparación con el gasto primario. En números, esto significa que pasó de representar el 36,6% del total al 45,4%. Claramente, esto impacta en otros sectores, especialmente en los subsidios a la energía, que experimentaron una caída del 40% en este mismo período.

La ASAP también menciona que el financiamiento genuino del sistema previsional apenas llega al 29%. Es decir que la mayor parte de lo que se destina a jubilaciones proviene de los recursos generales del Estado, un poco como si se tratara de recursos tributarios. Esto resulta en un desafío significativo: el aumento de la población mayor y el crecimiento de la informalidad complican cada vez más la sostenibilidad del sistema.

El estudio indica que, hacia el tercer trimestre de 2025, los aportes representarán solamente el 29,7% de la financiación previsional. Esto levanta la alerta sobre la presión que esto ejerce sobre las finanzas públicas. El sistema previsional no se sostiene solo con aportes; depende en gran medida de los ingresos tributarios.

En este contexto, el ministro de Economía, Luis Caputo, propuso la creación de Fondos de Asistencia Laboral (FAL) en el marco de una reforma laboral que se discutirá en febrero de 2026. La idea es facilitar los despidos en empresas privadas, utilizando parte de los recursos que actualmente van al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). Esto podría empeorar aún más el financiamiento de la ANSES.

Cuánto impacta el gasto previsional

Según el informe de ASAP, el sistema de reparto actual representa el 23,37% del gasto primario. El año pasado era 19,9%. Por otro lado, las jubilaciones que se pagan bajo el paraguas de la Moratoria Previsional explican el 14,9%, un aumento respecto al 12,9% de hace 12 meses. También tenemos el Complemento para Prestaciones Previsionales, que es un bono para las jubilaciones mínimas. Este concepto, sin embargo, ha disminuido su proporción en el gasto primario, bajando del 3,8% en noviembre de 2024 a 2,8% en 2025. Esto sugiere que el ajuste ha golpeado a los jubilados más vulnerables del sistema.

Para los analistas, el ajuste aplicado por el Gobierno en sus primeros dos años —que alcanzó los u$s38.000 millones— puede revertirse en cualquier momento, dado que la estructura del Estado no ha cambiado en más de 20 años.

Cae el poder de compra de las jubilaciones

En su informe, ASAP destaca que en el penúltimo mes del año la movilidad jubilatoria, que se actualizó según la inflación de septiembre (3,7%), fijó el haber mínimo en $333.085. Sumando un bono de $70.000 (otorgado mediante el Decreto N° 771/2025), esto da un total de $403.085.

Sin embargo, la realidad es preocupante. A lo largo del año, el haber mínimo mostró un leve aumento interanual del 0,3% al ajuste por inflación, mientras que el bono previsional se mantuvo en su valor nominal desde marzo de 2024. Esto se traduce en una caída interanual del 23,8% en relación a la inflación.

Además, cuando miramos el conjunto del haber mínimo más el bono, la prestación mínima previsional de noviembre mostró una contracción interanual del 4,9% al ajustarse por inflación. Si lo comparamos con noviembre de 2023, el haber mínimo más el bono indica una baja interanual del 7,3%. Esto resalta que, mientras el monto del bono permanezca fijo, se incrementará la pérdida de poder adquisitivo que afecta a las jubilaciones mínimas, haciéndolas cada vez más cercanas a la canasta básica, que fue de $403.903 por adulto equivalente.

Botão Voltar ao topo