qué impide su aprobación y por qué agro e industria la apoyan
Desde Delphos Investment señalaron que Brasil ha adoptado una postura más dura en las negociaciones y ha presionado para que se cierre el acuerdo entre la UE y Mercosur en diciembre. Lula, el presidente brasileño, ha hecho un toque de alerta, sugiriendo que podría levantarse de la mesa si Europa decide postergar nuevamente la firma.
El tema detrás de todo esto es que la Unión Europea está dividida. Por un lado, hay economías que buscan avanzar con el tratado, mientras que otros países, especialmente los que tienen un fuerte lobby agrícola, como Francia e Italia, intentan introducir medidas que protejan a sus productores. Esto es visto por Brasil como un intento de protegerse de última hora.
La razón fiscal detrás del argumento agrícola
Marisa Bircher, fundadora de la consultora Biglobal, explicó que la postura de Francia e Italia contra el acuerdo no se basa únicamente en intereses agropecuarios. Hay un fondo fiscal que no se puede ignorar. Ambos países presentan altos niveles de deuda sobre su PIB, solo superados por Grecia, lo que limita su margen fiscal.
Bircher también destacó que el sector agrícola es muy importante a nivel tributario. Según datos del Institut Économique Molinari, Francia representa el 35% de la carga fiscal agrícola de la UE, pero solo produce el 18% del total del bloque. Esta presión impositiva desproporcionada es algo similar que enfrenta Italia. Ante la posibilidad de importaciones más competitivas desde Mercosur, estos países se enfrentan a un dilema: reducir la presión fiscal al sector agrícola, lo que podría llevar a una pérdida de recaudación, o incrementar subsidios para mantener la competitividad. Ambas opciones podrían deteriorar aún más sus ya débiles economías.
El potencial para la economía argentina
Marcelo Elizondo, especialista en comercio internacional, comentó que la cadena de agronegocios de Argentina, que incluye más que solo alimentos, tiene un gran potencial si se firma el acuerdo. También mencionó que el comercio de minerales y energía podría beneficiarse, especialmente porque Europa ha perdido el suministro ruso por motivos geopolíticos y está en busca de nuevos proveedores.
Argentina, en este sentido, podría no solo acceder a un mercado europeo, sino también atraer inversiones que ayuden a abastecer a Europa. Es importante recordar que la Unión Europea ya es el mayor inversor externo en Argentina, lo cual resalta el impacto positivo que podría tener el acuerdo.
El entusiasmo en el agro y las alimenticias
Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara Argentina de la Industria Aceitera (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), expresó que, aunque el acuerdo no traerá beneficios inmediatos para el sector cerealero-oleaginoso, a partir del séptimo año se eliminarán todos los derechos de importación para los aceites, donde Argentina tiene un claro poder competitivo.
Además, apuntó que en todas las cadenas alimentarias que exportan hay un gran interés en el acuerdo, ya que representa una oportunidad para acceder a un mercado con alto poder adquisitivo y atraer inversiones. Según él, “Europa no tiene futuro en agricultura, el futuro está en Mercosur”.
Carla Bonito, presidenta de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL), también destacó la importancia del acuerdo para su sector. En 2024, la industria de alimentos y bebidas exportó a la UE 3.700 millones de dólares, representando el 12% del total exportado del sector.
La industria apuesta por la transferencia tecnológica
Desde la Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA) señalaron que, siendo una industria exportadora, valoran positivamente la posibilidad de un acuerdo con Europa. Varias de sus empresas asociadas tienen sus casas matrices en el viejo continente, lo que podría facilitar la transferencia de tecnología e inversiones.
Por otro lado, Daniel Rosato, titular de Industriales Pymes Argentinas (IPA), adoptó una postura más crítica. Comentó que, en el contexto actual de importaciones indiscriminadas, en especial de China, no ven a la UE como un problema. Más bien, el acuerdo podría abrir puertas a un intercambio tecnológico que ayude a los sectores basados en recursos naturales de Argentina.
Otras cámaras industriales también expresaron un enfoque optimista, destacando que este tipo de acuerdos podría abrir oportunidades para exportaciones europeas y transferencia tecnológica hacia Argentina. Sin embargo, hicieron hincapié en la necesidad de reducir asimetrías y mejorar la competitividad, trabajando sector por sector para aprovechar al máximo las oportunidades.