El polifacético Mario Alarcón aparece esta semana como el jefe de torturadores en la película de terror 1978, donde su personaje se enfrenta a un grupo satánico. En paralelo, está preparando un nuevo personaje para la obra teatral El suelo que sostiene a Hande, que se estrenará en el Teatro San Martín.
En una reciente entrevista, Alarcón reflexionó sobre su carrera y el papel de los personajes complejos en la actuación. Nunca me falta trabajo, pero ya voy a cumplir 80 años y espero trabajar un poco menos, comentó el actor, quien ha dejado una huella significativa en la escena teatral y cinematográfica argentina.
El Personaje de 1978
En 1978, Alarcón interpreta a un torturador, un rol que, aunque oscuro, le permite explorar la psicología de los personajes malvados. Los malos son más interesantes de hacer, y de ver, afirmó, destacando que este tipo de personajes a menudo tienen una profundidad que atrae tanto a los actores como al público.
El film ha sido bien recibido en festivales de cine de terror, lo que ha aumentado la expectativa en torno a su lanzamiento. La crítica ha elogiado no solo la actuación de Alarcón, sino también la dirección de los hermanos Onetti, quienes han sabido construir una narrativa intensa y provocativa.
Reflexiones sobre la Industria del Entretenimiento
Alarcón también ha compartido su visión sobre la industria del entretenimiento en Argentina. A lo largo de su carrera, ha trabajado con numerosos directores y ha participado en proyectos tanto de cine como de teatro, lo que le ha permitido observar la evolución del sector. En su opinión, la clave para un buen rendimiento en cine es la habilidad de conectar con el público a través de personajes auténticos y bien construidos.
La experiencia de Alarcón en la actuación también incluye su trabajo en producciones que abordan temas sociales importantes, reflejando su compromiso con la calidad y la relevancia en el arte. La actuación es un reflejo de la sociedad; debemos contar historias que importen, concluyó.
Expectativas para el Futuro
Con su participación en 1978 y otros proyectos en puerta, Mario Alarcón continúa demostrando que la pasión por la actuación y la narración de historias no tiene edad. Su carrera sigue siendo una inspiración para nuevas generaciones de actores en Argentina, y su enfoque en personajes complejos promete seguir capturando la atención del público.
El regreso de Alarcón a la pantalla y al escenario es un recordatorio del poder del arte para provocar reflexión y discusión en la sociedad, mientras se enfrenta a los desafíos de la industria actual.
