De piloto de rally a líder de un gigante de la moda: Lorenzo Bertelli

Hay herederos que, a pesar de recibir fortunas imponentes, deciden seguir sus propios caminos, alejándose del legado familiar. Esta historia nos recuerda que algunos de ellos, aunque tienen acceso a miles de millones, priorizan sus pasiones. Uno de esos casos es el de Lorenzo Bertelli, quien sueña con la gloria en el automovilismo en lugar de cómodamente manejar la multimillonaria empresa de moda familiar.

Desde joven, el hijo de Miuccia Prada y Patrizio Bertelli estuvo rodeado de lujo, pero su amor por los deportes de motor lo llevó a tomar una decisión inusual. En vez de enfocarse en la industria que su familia construyó, se lanzó al mundo del rally. Comenzó su carrera profesional en 2011 en el Rally de Cerdeña, y su mayor logro llegó en 2014, cuando ganó en la categoría WRC2, donde también brilló en importantes circuitos como México, Gran Bretaña y Mónaco.

Sin embargo, su camino no ha sido del todo fácil. En la WRC, su rendimiento fue un poco decepcionante y su participación en las competencias disminuyó desde que en 2021 asumió el cargo de director ejecutivo de Prada. Antes, tuvo otros roles importantes en la empresa, como director de Comunicación Digital y Marketing. Ahora, mientras se ocupa de la firma, no deja de cerrar acuerdos significativos, como la compra del 100% de Versace al grupo Capri Holdings, una operación que podría costar alrededor de 1.25 mil millones de euros.

Hablemos un poco de sus padres, que son figuras clave en el mundo de la moda. Miuccia Prada cuenta con un patrimonio neto de 7 mil millones de dólares, y al igual que su hijo, también eligió seguir su verdadera pasión antes de dedicarse por completo al negocio familiar; ella fue mimo profesional y trabajó en el arte durante varios años. Por su parte, Patrizio Bertelli, ex CEO de Prada, tiene un patrimonio de 5.2 mil millones de dólares. Antes de unirse a Prada, tenía una fábrica en Arezzo que producía cinturones y bolsos de cuero.

La historia de Lorenzo es un recordatorio de que, a veces, seguir la pasión es más valioso que la riqueza. Cada uno toma el rumbo que le parece mejor, aunque tenga un futuro brillante asegurado por el legado.

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